Tío Conejo: Raíces Africanas y Versiones Venezolanas (Parte VII)
Tío Conejo: Raíces Africanas y Versiones Venezolanas (Parte VII)
Fotografía del libro álbum de Borgenicht y Daily. Mi copia.
En “Tío Tigre Enfermo,” Arráiz parte del famoso y ampliamente adaptado cuento en el que Tío Tigre pretende estar muerto para hacer que Tío Conejo vaya a su casa y capturarlo (“El Estornudo de Tío Tigre” de Rivero, "Dead Foxes Tell no Tales" de Borgenicht and Daily). Arráiz satiriza temas como la vanidad y las apariencias, mientras critica los problemas éticos y sociales en el sistema de salud venezolano.
En el cuento de Arráiz, Tío Tigre pretende estar enfermo. La historia comienza con Tío Tigre y Tío León retando las habilidades atléticas del otro. Tío León derrota a Tío Tigre en todas las competencias; entonces, Tío Tigre decide engañar a Tío León haciéndolo saltar sobre unos cactus. Inexperto en ese territorio, el león se clava una espina en una pata. La historia se vuelve una caótica representación teatral de nuestro sistema de salud. Ninguno de los animales doctores sabía cómo tratar la emergencia del león. Cada doctor salía con una idea diferente pero igualmente descabellada. Tío León, cansado de tanta idiotez médica, se va del hospital y se dirige a casa de cierta mona, quien con una simple aguja le saca la espina.
Tío Tigre es testigo de todo este desastre y jura no caer en las manos de ningún doctor. Uno de sus asesores le propone la idea de hacerse el enfermo para que Tío Conejo venga a visitarlo lo pueda atrapar. Lo que Tío Conejo hace es ir a visitarlo con los más experimentados doctores en el pueblo, o sea, los que trataron al león. Cuando Tío Tigre ve la comitiva, entra en pánico y sale corriendo.
En “La Fundación,” Tío Conejo no ha sido visto en mucho tiempo. Algunos animales comentan lo pacífico que es todo desde su desaparición. Dicen que Tío Conejo era un agitador. Otros animales se quejan de lo aburrido que es todo sin Tío Conejo. Lo consideran un “héroe bandido”; lo quieren de vuelta. Esta diatriba es ilustrada por Roberts cuando afirma que “la creación de héroes bandidos o forajidos surge cuando la forma de vida de un segmento de la sociedad es amenazada por desastres naturales o la ley, mientras otro segmento parece no estar afectado o incluso prosperar a raíz de la misma situación” (6).
Algunos animales, sospechosos del silencio alrededor de la desaparición de Tío Conejo, hablan de una conspiración política y rumores de tráfico de armas. Un día Tío Tigre llega a La Fundación, un asentamiento humano abandonado. Ahí encuentra a Tío Conejo durmiendo. En este punto del cuento Arráiz divaga para contar cómo los pobladores llegaron ahí, cómo la malaria mató sus mujeres y niños y cómo los sobrevivientes se vieron forzados a partir. Describe cómo el verdor de la naturaleza invadió (o más bien reconquistó) lo que la civilización había alterado. El final del cuento es la adaptación de Arráiz de “Las Vacas de Tío Conejo.” Cuando Tío Tigre trata de comerse al dormilón conejo, Tío Conejo le cuenta de unas vacas gordas que quedan del Ganado del asentamiento. Tío Conejo lleva a Tío Tigre al fondo de la colina y, como en el cuento de Rivero, lo aplasta con unas enormes rocas.
El último cuento de Arráiz es “El Toro Parapara.” Este toro, dicen los animales, es una criatura invencible e indomable que vive en un lugar donde nadie puede llegar; no es amigo de nadie. Cuando Tío Tigre tiene que contarle a sus amigos sobre sus heridas (causadas por las “vacas” de Tío Conejo) les cuenta entonces que tales heridas fueron de hecho causadas por este terrible toro. Narra cómo él confronta heroicamente al toro y milagrosamente escapa. Los aliados de Tío Tigre apoyan la versión con la condición de que Tío Tigre apoyará actos “heroicos” que ellos han estado inventando. Arráiz parodia aquí las muchas historias de caudillos con pies de barro que se convirtieron en celebridades, casi leyendas, gracias a la sociedad de cómplices a su alrededor.
Tío Tigre es entonces proclamado héroe nacional; le hacen estatuas en su honor; aquellos animales que contradicen o cuestionan la versión oficial son declarados traidores. Cuando se enteran que Tío Conejo está contando otro cuento, deciden llevarlo a juicio. La sociedad animal se divide entonces entre los que apoyan a Tío Tigre y los que confían en Tío Conejo. Empiezan a hablar de revolución. La guerra entre animales se hace inminente y cada bando tiene un líder a quien seguir.
Pero, Tío Conejo está lejos de convertirse en un caudillo. Para pacificar a sus seguidores les cuenta el sueño que tuvo en La Fundación. En ese sueño, él se convertía en Tío Tigre. Se volvía poderoso y despiadado, mientras que Tío Tigre se convertía en el débil. Tío Conejo le dice a sus amigos,
ustedes se habían en mis ministros, en mis secretarios, en mis ayudantes; sostenía mi autoridad, pero ya no existía entre nosotros nuestros antiguos lazos de cariño, comprensión y cordialidad. Si me rodeaban no era más [que] … por el temor que inspira una fuerza superior.
Cuando los animales esperaban por las órdenes para empezar la batalla, Tío Conejo gritó,
No es este el camino. Derramaremos sangre, destrozaremos vidas, derrocaremos, por la violencia, un gobierno que se sostiene por la violencia; y por la violencia necesitaremos continuar sosteniéndonos, y la violencia seguirá entronizada en medio de las vidas plácidas de los animales” (200).
Tío Conejo decide entonces irse. Se convierte en el clásico pícaro solitario que conocemos ahora de otros cuentos. Su reconocimiento de que él puede convertirse en un agente perturbador del bienestar de la comunidad lo hace escoger el exilio.
Es verdad que para la realidad socio-histórica venezolana “un grupo para el cual la construcción de la cultura se ha dado a través de confrontaciones bélicas conceptualizaría a un individuo como heroico si este escogiera acciones bélicas y mostrara una personalidad guerrera en caso de alguna amenaza a los valores del grupo” (Roberts 7). Consecuentemente, Tío Conejo es en última instancia percibido como “débil e ineficaz” porque elige responder de modo diferente a esas amenazas.
Para el momento en que Arráiz publica Tío Tigre y Tío Conejo, no obstante, había una atmósfera relativamente pacifica y un a deseo por superar la violencia de previas décadas. Aquellos autores venezolanos que publicaron cuentos folklóricos en los cuarentas, tenían la presión de ser políticamente correctos. En tiempos de fricciones sociales, cuentos que inspiraban humor, solidaridad, o lecciones morales eran preferibles a aquellos que enfatizaban el individualismo o la violencia. Arráiz sabía, sin embargo que las heridas de siglos de guerras no habían sanado completamente y que el país había fundado su identidad cultural en valores erróneos y héroes que solo perpetuaban el interminable ciclo de hostilidades.
El mismo Arráiz fue víctima de una realidad humana y política que lo avasalló. En 1943, cuando se convirtió en director de El Nacional, uno de los periódicos más prestigiosos de Venezuela, prometió a sus lectores una defensa acérrima de la libertad de expresión. También declaró que solo los venezolanos se convertirían en jueces de su trabajo. En su primer editorial, escribió, “La palabra que les traemos no es un pedazo de Amistad complaciente, sino de guerra: venimos a combatir las mentiras y la corrupción, dondequiera que existan; venimos a reivindicar [méritos y esfuerzos] y a censurar la ineptitud” (en Araujo 9-10). Estaba dispuesto a dar una guerra, pero esa guerra sería peleada con palabras y guiada por la razón.
Source
Rómulo Betancourt (1908-1981). President (1945-48, 1959-64)
Los venezolanos generalmente no hacen héroes de los pacifistas. Sin embargo, los años que Arráiz pasó en la cárcel deben haberle enseñado más de una lección como para querer satisfacer expectativas de la gente. Él mismo había experimentado el cambio de joven inexperto militante a un intelectual y figura pública más madura y comedida. Su Tío Conejo parece subversivo al principio, pero eventualmente se vuelve un personaje menos belicoso. La historia venezolana está llena de líderes que, después de ganar seguidores, son forzados a dejar el país y abandonar sus causas para salvar sus vidas o evitar males mayores a sus causas. Los venezolanos tienden a ver con escepticismo a este tipo de líderes, a menos que su retirada sea una trampa para futuros contraataques (e.g. Simón Bolívar, el liberador o Rómulo Betancourt, el llamado padre de la democracia venezolana, quienes planearon desde el exilio sus exitosos regresos).
Desafortunadamente, cuando el Tío Conejo de Arráiz renuncia a su papel de lider social, parece hacerlo para siempre. De ahí en adelante, de acuerdo a Arráiz, Tío Conejo se convierte en el pícaro tímido, escurridizo, e individualista que conocemos hoy. el Tío Conejo de Arráiz nunca fue popular en el público en general. Su picardía, no obstante, si gozó de la simpatía de la gente. De hecho, un dicho popular venezolano sugiere que si un venezolano no se vuelve pícaro desde la infancia, no llegará a la adultez (… pendejo se muere chiquito). Es como si nunca pudimos superar el tiempo en que la picardía estaba asociada con la sobrevivencia.
La obra de Antonio Arráiz y su contribución a los estudios del pícaro seguirá siendo estudiada en más detalles. En ella hay más conexiones con las manifestaciones folklóricas que quedaron de la presencia Africana en Venezuela de lo que parece al lector casual. Estas manifestaciones son tan variadas y complejas como la mezcla racial resultante de las conexiones históricas y humanas que forjaron esta nación. El pícaro africano ha sobrevivido, pero ha mutado. Sus acciones ya no se cuentan alrededor del fuego, a toda la comunidad, y en una animada dramatización de cuentos sin fin. Ahora siguen transmitiendo cultura y tradición, pero estas están congeladas en textos, manipuladas por el ojo editor de una nueva raza de cuentacuentos. Afortunadamente, cada generación de cuentacuentos produce un Rivero que venderá a Tío Conejo como un bandido, y un Arráiz que trata de convertirlo en héroe forajido; El tipo de pícaro que se preocupa por su comunidad, desafía la autoridad, viene a ayudar cada vez que se comete una injusticia, y luego desaparece para que la gente pueda contar historias usualmente ambiguas hasta que estas historias encuentren sus conexiones. Y estas historias no tendrán fin.
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Works Cited or Consulted
Araujo , Orlando and Oscar Sambrano Urdaneta. Antonio Arráiz. Caracas: EBVC, 1975.
Arráiz, Antonio. Tío Tigre y Tío Conejo. Caracas: Monte Ávila Editores, 1980.
Borgenicht, David, Illustrations by Don Daily. The Classic Tales of Brer Rabbit. Philadelphia: Running Press, 1995.
Pelton, Robert. The Trickster in West Africa: A Study of Mythic Irony and Sacred Delight. Berkley: University of California Press, 1980.
Rivero Oramas, Rafael. El Mundo de Tio Conejo. Caracas: Ekaré, 1999.
Roberts, John. From Trickster to Badman: The Black Folk Hero in Slavery and Freedom. Philadelphia: University of Pennsylvania Press, 1989.
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There is a possibility that the USD will rally again, and it could cause the currency of a country like the Philippines (my current home), to hyperinflate as well.
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With the Government debt levels in China and pretty much everywhere else, no country is 100% immune from hyperinflation. If you write about this, your English posts might stand as a lighthouse and reference, throughout time, of what happens in a country whose currency hyperinflates (and how to survive)!
Sincerely,
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Thank you @hlezama... that would personally help me very much.
I think the likelyhood of a currency crisis in Southeast Asia is small, but it definitely isn't a 0% chance - The Filipino Peso has already gone from P39 to 53 against the USD (last 4 to 5 years), and another USD rally could very well drop the Filipino Peso to all-time lows.
I am concerned about that, especially since I think currency traders would take advantage of the volitility, and short the Php.
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