Cuando tenía 15 años mis padres nos llevaron de vacaciones a conocer el mar. Que emocionado estaba porque las cosas nuevas te hacen estar animado y a la expectativa de disfrutar placeres desconocidos y novedosos.

Al llegar a la casa que mi padre arrendó para la estadía nos recibió una señora muy amable. Nos explicó rápidamente el funcionamiento de los aparatos eléctricos y nos mostró las habitaciones de la casa y dio recomendaciones pertinentes de salidas de peñeros hacia las islas y precios de los mismos. A la mañana siguiente nos embarcamos hacia una hermosa isla paradisiaca y nos hicimos nuestro espacio cómodo y agradable para la ocasión. La playa estaba solitaria y la blanca arena brillaba como el oro bajo el sol. Había muchos caracoles y piedritas de mar muy coloridas y me propuse coleccionar algunas para llevarlas conmigo. Al rato llegó una embarcación con algunas personas. Al desembarcar observé detenidamente a los recién llegados. Y mi vista reparó en una hermosa muchacha de tal vez trece o catorce años máximos. Tímida y delgada miraba hacia todos lados buscando un sitio, tal vez para descansar y tomar el sol o para leer un rato. No estaba sola pues a su lado había una señora muy estirada; de esas que no hablan mucho y parecen siempre de mal humor.

Yo no es que soy muy hablador pero la chica llamaba mi atención y me acerqué a saludarlas y conocerlas. La señora estirada se llamaba Alba y la chica dijo llamarse Susana. En fin que las ayudé con las cosas y la sombrilla y les busqué un lugar bonito y agradable para descansar. Había hasta para colocar una hamaca que la señora Alba colgó con gran pericia y se recostó rápidamente poniendo un sombrero sobre su rostro. Así que Susana y yo quedamos a nuestras anchas para conocernos.

Me contó que estaba en tercer año de bachillerato y era muy buena estudiante. Amaba leer y que su madre estaba recién divorciada, por eso viajaron solas en una especie de vacaciones emocionales. Yo la miraba embobado pues en verdad era muy bonita. Nunca he tenido novia, sólo amigas pero nada más. ¿Les dije que era muy tímido? Pues a las muchachas como que no les gustan los chicos tímidos y apocados.

Susana en cambio estaba muy tranquila conmigo, tal vez se sentía bien; conversamos mucho y luego nadamos un rato. El mar estaba de un azul turquesa de lo más radiante tan radiante como la sonrisa de Susana. Aunque sus ojos delataban su tristeza. Un divorcio no le hace bien a nadie y menos a los hijos. Le pregunté al respecto y me contó que era hija única y quería mucho a su padre pero éste se había enamorado de alguien más joven y decidió marcharse.
Esas vacaciones fueron fabulosas. Nos dimos nuestro primer beso. ¡Momentazo!

Años después supe que Susana se suicidó. Ella no soportó la ausencia de su padre y decidió irse a un “lugar mejor”. Pero aún yo la recuerdo.

Si quieres participar en este reto-concurso por aquí te dejo el link

Muchas gracias a @elelobos por esta gran idea que va a soltar las musas de todos los participantes. Y por supuesto al equipo sin par de #Club12. ¡BYE!

@javert68justice