El Doctor Picahielos

in #ciencia6 years ago


Desde el neolítico hasta la Edad Media, pasando por los egipcios y los antiguos griegos, el ser humano se ha dedicado a practicar operaciones en el cerebro a través de las trepanaciones; para ello se hacían agujeros en el cráneo con el fin de sanar heridas provocadas por la guerra o por accidentes, curar dolores de cabeza o ataques de epilepsia, y hasta en ocasiones para liberar los malos espíritus alojados en el cuerpo del individuo.


Ya en el siglo XIX se comenzó a utilizar la cirugía cerebral para el tratamiento de desórdenes mentales, aunque realmente hay que esperar hasta el año 1935, para que un neurólogo portugués llamado Egas Moniz ideara una técnica denominada lobotomía, que suponía la solución para las afecciones psiquiátricas. Según este médico las enfermedades mentales eran consecuencia de problemas existentes entre las conexiones nerviosas del cerebro, así que actuando sobre las mismas se solucionaba el trastorno.

La lobotomía es un procedimiento mediante el cual, a través de una intervención quirúrgica, se cortan o seccionan las conexiones nerviosas de la corteza prefrontal del cerebro, quedando la misma total o parcialmente aislada del resto del cerebro.


El cerebro humano está dividido en muchas áreas independientes, con diferentes funciones cada una, pero todas interconectadas entre ellas. De todas estas estructuras, la más grande y quizás la más importante es el lóbulo frontal, dentro del cual adquiere especial relevancia la corteza prefrontral; esta sería la parte del cerebro que se encuentra justamente tras la frente.

La corteza prefrontal tiene numerosas e importantes conexiones nerviosas con el resto de áreas del cerebro, y de alguna manera sirve como centro de coordinación de todas ellas; se trataría pues de una especie de centralita por la que pasa y se redirige toda la información. De esta zona del cerebro dependen en gran medida la atención, la memoria, las emociones, las motivaciones y una parte importante de nuestra personalidad y forma de actuar.

La lobotomía consiste en perforar el cráneo e introducir un instrumento quirúrgico muy afilado que se mueve repetidamente de un lado a otro, rebanando todas las conexiones nerviosas existentes en la zona, provocando una especie de cortocircuito que desconectaba la corteza prefrontal del resto de áreas cerebrales.


Moniz había realizado prácticas sobre un chimpancé, y notó como el animal se mostraba más dócil y tranquilo tras la intervención; de ello dedujo que la misma operación se podía aplicar a las personas consiguiendo los mismos resultados.

La lobotomía se popularizó rápidamente a pesar de lo delicado de la intervención y de la alta tasa de mortalidad a consecuencia de la misma; en algunos casos en lugar de introducir un objeto afilado se inyectaba alcohol sobre la masa cerebral, consiguiendo un efecto parecido; de lo que no se daban cuenta los médicos es que al aislar la corteza prefrontal del resto del cerebro y dejarla inutilizada, en realidad se estaba dejando al paciente como un vegetal. Por supuesto que el individuo sanaba de sus trastornos mentales, pero a cambio de dejarlo como un zombi, sin emociones ni motivación alguna.

Aunque fue Egas Moniz quien popularizó la lobotomía, hubo otro infame médico que desarrolló una técnica todavía más espantosa. Al doctor Walter Freeman se le llamaba coloquialmente el “doctor picahielos”, y ello es debido a que utilizaba un punzón de picar hielo para realizar lobotomías.

Lo más curioso de todo es que no era necesario practicar ningún tipo de trepanación para acceder al cerebro; Freeman clavaba el picahielo golpeándolo con un mazo por el conducto lacrimal , en el espacio que hay entre el globo ocular y la zona osea frontal, para después comenzar a girarlo y materialmente destrozar la masa de la corteza prefrontal. En tan solo 5 minutos y con un poco de anestesia local practicaba sus lobotomías, tras lo cual el paciente salía totalmente curado de la consulta.


Fuente:

Este procedimiento quirúrgico se utilizaba como tratamiento para la esquizofrenia, la depresión, las migrañas, los trastornos de ansiedad e incluso para tratar graves problemas de salud mental que en los años 40 y 50 se consideraban que eran de extrema gravedad: la homosexualidad y tener ideas comunistas.

Lo que se pretendía no era curar al paciente sino tranquilizarlo; y realmente ese objetivo se cumplía totalmente. El individuo se convertía en un vegetal y abandonaba la consulta absolutamente relajado, impasible y con una total indiferencia hacia lo que le rodeaba.

Afortunadamente y tras miles de lobotomías, la aparición de los fármacos antipsicóticos terminó con este tipo de prácticas.

Durante los años 70 se legisló la prohibición de realizar lobotomías, aunque se sabe que a día de hoy, y de forma clandestina, se sigue practicando en algunos lugares del mundo.

Las imágenes de este artículo están bajo licencia CC0 Creative Commons y han sido obtenidas de Wikimedia Commons





Referencias:
https://lamenteesmaravillosa.com/egas-moniz-la-impresionante-historia-la-lobotomia/
https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/07/150701_salud_lobotomia_historia_il
http://www.neuropsicoblog.com/lobotomia-aberraciones-de-la-ciencia/




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Te felicito por esta excelente publicación. Como todos, había oído hablar de las lobotomías pero, ingenuamente, me imaginaba que para ello realizaban una craneotomía mayor.
No me imaginaba que la realizarán de esta forma mínimamente invasiva y descontrolada.
Un saludo.

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