Volviendo a la normalidad. Al fin, tras unos cuantas semanas de vacaciones vuelve @trenz con sus concursos y con una excelente noticia; @curie apoyará sus próximos cuatro concursos reconociendo de esta manera, la relevancia del concurso y la calidad de sus participantes. Así que si escribes, te invito a participar en este concurso que se ha convertido con el tiempo en una importante vitrina y un sitio de reunión para una comunidad ejemplar de excelentes usuarios y escritores. Sin más, chequea las bases acá.

Fuente

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Sentidos Obsoletos

Temperatura 27°, viento racheado desde el noroeste 38 km/hr. La llovizna empapa mis hélices mientras planeo. A nivel de suelo, las calles húmedas brillan con el reflejo de las luces de neón en la zona rosa y las vitrinas muestran mi oferta.

Entrego el kebab con falafel al cliente, planeo en modo silencioso sobre el callejón oscuro tras el Night Club y dentro, contraigo en oleadas los músculos vaginales mientras el durmiente tiembla y se estremece bajo mi peso.

Observo sigilosamente al que salió al callejón y mis sensores detectan el THC emitido por su cigarrillo electrónico, lo guarda tras un par de caladas y vuelve dentro. Abro la puerta a la figura de ojos rojos del callejón, me acerco, le enseño un pezón y le susurro al oído que puede morderlo.

Recojo las servilletas y limpio los restos de falafel de la mesa. Tomo el pedido a otro durmiente. Salgo de la habitación con el calvo cliente de la mano. Limpio la habitación, cambio las sabanas y filtro el aire, aspirando malos olores y soltando olor a cannabis para mi próximo cliente.

Entramos al cubículo, permito que el hombre de ojos rojos bese mis pechos y juegue con mi miembro. En la otra, despido a mi antiguo cliente con un beso. Miro brillar su calva mientras camina alucinado por la calle mientras silba una melodía, sin escuchar el rumor de mis hélices.

Se desata la tormenta eléctrica. Aterrizo, hago un sondeo, todo en orden. Vuelvo a la cubeta donde tras mi firma, sobrevive mi cerebro.