DIOS ES EL ÚNICO DIGNO DE ALABANZA

Quiero compartir con ustedes un texto bíblico que me encanta leer pero sobre todo poner en práctica. Ya que refleja una alabanza real, llena de amor y agradecimiento. Salmos 103.1-2. “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ningunos de sus beneficios”.

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Bendecir a Jehová no es más que darle alabanzas, agradecer, reconocer su grandeza, su majestad, temerle, tener en cuenta su gran poder sobre nosotros y saber que separados de Él nada podemos hacer. Los mejores beneficios a nuestras vidas vienen de parte de Dios. Por eso el Salmista David exclamó esta alabanza diciendo, bendice alma mía a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Porque sabia y tenía la seguridad de que sus beneficios venían de parte de Dios.

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No es posible olvidarnos de los beneficios y bendiciones que recibimos día a día de parte de Dios. Recuerda que, vivimos, respiramos, comemos, tenemos vestidos y calzados en nuestros pies, vemos la sonrisa de nuestros hijos todos los días, tenemos salud, tenemos al lado a las personas que amamos, y disfrutamos de la naturaleza y amor de muchos. Todo eso es parte de los beneficios que recibimos de parte Dios y por los que debemos alabar y agradecer siempre. Negarle una alabanza a Dios, sería como no estar conforme con lo que nos da, ser malagradecidos. Que ese no sea tu caso, agradece y alaba a Dios en todo momento, sea cual sea la situación que estés pasando, mantén siempre una alabanza verdadera y espontánea. Recuerda que Él es el único que merece toda nuestra atención, adoración, y alabanza. 

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