Mala sangre.

¿Vivimos en una época de extrema conveniencia o de extremo aislamiento? Nuestras vidas y nuestro aprendizaje han evolucionado drásticamente. He pasado por la piel de un mal afortunado perturbado y de mala cara, deprimente con el alma robada y perdido en mis propios instintos. Y aunque podemos comunicarnos entre nosotros desde cualquier rincón del mundo, la diferencia entre los días, las horas y los minutos se comparten en segundos y en cualquier lugar del planeta… Sin embargo. Ya no te veo a la cara y a veces te extraño demasiado… Quiero seguir dándote lo mejor de mí, aunque a veces sea descarriado y no sepa cómo decir las cosas. Tiene que ver más con lo que siento que de lo que sabemos.

Grito porque perdí las lágrimas, impero la desgracia y el infortunio, la vida fue hermosa a tu lado mientras me quedaba en las ganas inmensas de quererte por siempre, ame en grande y odie inmensamente. Te vi en los cristales y tus rizos se quedaron en mis 4 paredes. Mientras repito tu nombre y los recuerdos se mantienen guardados como un minúsculo diario olvidado. Así como el deseo de volver en aprender lo necesario para vivir, recuperar mi corazón y volvernos a encontrar. Devolviendo el tiempo justo como cuando te conocí.

Dime que me quieres, hablemos de tu vida y la mía, de nuestros traumas y sueños. Jugando diariamente a improvisar, y amándonos al natural, solo los dos y con eso bastaba, escapábamos de los errores del mundo, y me permitía que el amor prevaleciera sobre mi ira, no escogí ser de esta manera y mis cicatrices sanaron la perdida de mi fe.

Sigo queriendo devolver el tiempo y solo dormido te encuentro, tu voz llega en la soledad de mis recuerdos, siendo el único lugar apacible y taciturno. El cataclismo de tus lágrimas fue mi arder en el olvido, no supe en qué momento dejaste de escribir. No sé cuando dejamos de reír, no te vi más sentada en la acera, y no volvimos a caminar por el Bulevar donde nuestros pasos ahora quedaron en el resonar de un sueño profundo mientras se acompañaron, y nunca podíamos hacernos daño.