Era muy normal hacer ese montón de hallacas, para comer, para regular, se comían en el desayuno, en el almuerzo y en la cena, a cada rato. Menos mal que no se enfermó nadie, seguramente se quedó muchas horas afuera del refrigerador, casi siempre el guiso se prepara el día anterior. Muy verdadera esta anécdota, creo que a muchos les debe haber pasado alguna vez. @naylet