Doble-Conciencia como forma de resistencia.

in #cervantes6 years ago (edited)

La opresión cultural y de género en la novela Condiciones Nerviosas, de Tsitsi Dangarembga.


Continuando con mis comentarios sobre Literatura Post-colonial, quisiera referirme esta vez a una novela africana que toca aspectos relacionados con explotación de género, pero que en general nos puede hacer reflexionar sobre otros aspectos de la explotación post-colonial perpetrados por los mismos sujetos post-coloniales. En el caso concreto de Zimbabwe, muchos venezolanos lo están viendo en la crisis económica sin precedentes que estamos padeciendo. Antes que el socialismo del siglo XXI destruyera venezuela, Zimbabwe era la referencia obligada en materia de desastre social y económico. Not any more!

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Es una sensación peculiar, esta doble conciencia; esta sensación de siempre verse uno a través de los ojos de otros, de medir nuestra alma con el metro de un mundo que le mira con entretenido desdén y lástima.
W.E.B. Du Bois (1903).
La posición celebratoria del hibridismo o mestizaje cultural encapsulada en la terminología monolítica que orienta el post-colonialismo encuentra oposición en la idea de Sartre según la cual “la condición de nativo es una condición nerviosa.” No es solo que el hibridismo no es una “insignia de honor,” sino que tampoco se le puede rastrear o considerar “lógicamente” en “tiempo preposicional.” Esta condición nerviosa con la que la escritora y cineasta Zimbabuense Tsitsi Dangarembga titula su primera novela (1988) no es ni epistemológica ni ontológicamente unificadora, sino fluida; está asociada con resistencia (sea pasiva o activa); y está fuertemente basada en conflictos de género continuos y formas neo-coloniales de dominación internas.

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La novela de Dangarembga utiliza el “discurso post-colonial,” pero no se ubica en lo que (cronológicamente) podríamos llamar “tiempo post-colonial.” Sus personajes participan de una “resistencia” diferente y desarrollan diversas “condiciones nerviosas” como resultado de la tensión entre preservar la “identidad original” y la tradición y la necesidad idealizada de progreso.

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Stuart Hall alerta sobre la irreversibilidad de los efectos “históricos y culturales de la ‘transculturación’ que caracteriza la experiencia colonizadora” haciendo imposible “cualquier retorno absoluto a un paquete puro de orígenes incontaminados” (246-47). Dangarembga coloca a sus personajes en diferentes etapas de hibridismo o asimilación cultural y permite que sus dos voces principales, Nyasha y Tambu “bailen un movimiento delicado entre identificación individual y cultural que las coloca simultáneamente dentro y fuera de las ideologías de las subjetividades colonizadas y de género” (Aegerter 235). Esta novela abre una gama de posibilidades para que sus personajes negocien su “posición post-colonial.” Están los que “escapan” (Tambu, Lucia) aprendiendo diferentes métodos de resistencia y balanceando la asimilación; los que se aíslan (Nyasha) al revelarse frenéticamente contra el sistema; los que quedan atrapados (Maiguru, Mainini), ya sea por temor a operar dentro de su estado híbrido o al reusarse a convertirse en híbridos; y los que sucumben o “desaparecen” (Nhamo, Chido), al rechazar vergonzosamente sus tradiciones y querer volverse completamente aculturados.

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Aunque Nyasha parece ser el personaje que mejor ilustra los conflictos de identidad “post-colonial,” Dangarembga privilegia la voz de Tambu, no solo para que “más mujeres Zimbabuenses y Africanas sean capaces de identificarse con la narradora,” sino también para evitar que esas mujeres, en nombre de quien ella quiere hablar, escojan el destructivo método de resistencia de Nyasha. Ella se vuelve demasiado temperamental y volátil. Aunque habla verdades acerca de la abusiva estructura social colonial/patriarcal, su incapacidad para desenvolverse libremente fuera del espacio patriarcal degenera en frustración y en una conducta autodestructiva (bulimia/anorexia). Al volverse “neurótica”, Nyasha pierde la autoridad necesaria para alcanzar la emancipación, dado que en una cultura dominada por lo masculino las neurosis femeninas no son solo trivializadas, sino también ignoradas; ya sea porque las conductas patológicas son vistas como una condición natural de sus psiques inestables, o porque se les niega la influencia y conciencia crítica necesaria para reaccionar a su ambiente psicosocial (Nair 131).

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La declaración nihilista de Nyasha, “No soy una de ellos, pero no soy una de ustedes,” nos retrotrae a la idea básica post-estructuralista de la teoría post-colonial, en el sentido que ella se sitúa en una posición auto-referencial, sin puntos culturales de referencia; lo que Peter Barry llamaría universo descentrado. Obviamente, el que esta postura la haga más pura que alguien que muestre afinidad o alianza hacia la cultura Africana o europea, va más allá la simple idea de “pureza” que denuncia el post-estructuralismo. Como lo plantea Barry, “el significado de las palabras no se puede garantizar cien por ciento. Las palabras siempre están contaminadas por sus opuestos…” (64). Si extrapolamos esto al nivel de las identidades, se complica la noción de hibridismo. ¿Se puede concebir un ser que no está “contaminado” por alguna cultura?

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Esta ausencia o represión de identidad en Nyasha se podría considerar parte de lo que McClintock llama “discontinuidades”, que buscan escapar del alcance de los binarios post-coloniales tradicionales,” o una cosa… o la otra/ tanto… como. En este sentido, Dangarembga opta por una postura más conservadora a través del personaje Tambu, una narradora aparentemente ingenua y ambigua, que representa el progresivo desarrollo de conciencia (también una posición más políticamente correcta); una personalidad más balanceada, menos tensa, dispuesta a “seguirle la corriente” al grupo dominante y beneficiarse de ellos.

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Tambu entiende que, contrario a los que dice su madre, la educación (colonial) no es el enemigo a vencer, el “hechicero blanco” a temer, sino “el mismo patriarcado” (Nair 136). “Mi falta de claridad y mi reverencia por mi tío…ha atrofiado el crecimiento de mi capacidad crítica, agotó la energía que en la infancia había usado para definir mi propia posición” (Dangarembga 164). Este argumento es similar a los hechos por Edwidge Danticat y Gloria Anzaldua (La Frontera/Borderland) en términos de los vicios de las relaciones sociales pre-coloniales. Dangarembga utiliza la furiosa voz de Nyasha para denunciar la absurda complicidad de aquellos beneficiados por las sociedades patriarcales quienes, al subyugar a las mujeres, perpetúan la dominación colonial que los victimiza a todos.

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De esta manera, Dangarembga no demoniza la educación colonial; tampoco la presenta como un regalo generoso que deba ser humildemente aceptado. No es un banquete que deba ser devorado y digerido ávidamente, pero Tambu entiende que tampoco es uno que se deba “vomitar”. Como una mujer negra, que vive en una sociedad machista, ella se da cuenta que solo a través de la educación será capaz de tener acceso a una vida mejor. El que ella asuma esta empresa individual o colectivamente es otro asunto, pero ella pareciera decir “mejor ser educada por blancos que no tener ninguna educación.”

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Dangarembga tiene en Nyasha a la major crítica de la doble opresión (colonial y patriarcal), pero como los efectos del colonialismo son irreversibles, la asimilación selectiva, crítica es mejor que la resistencia total. Al desmitificar las figuras masculinas, “desromantizar” la educación blanca, y cuestionar la realidad de su propia gente, Tambu representa un modelo más apropiado para las mujeres en su lucha por superar las formas de dominación que no han cesado después de la “partida” de los colonizadores.

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Gracias por la lectura. Sus comentarios son más que bienvenidos!


Trabajos citados o consultados

  • Aegeter, Lindsay Pentolfe. “A Dialectic of Autonomy and Community: Tsitsi Dangarembga’s Nervous Conditions.” Tulsa Studies (1996): 15. 231-240.
  • Barry, Peter. Beginning Theory. An Introduction to Literary and Cultural Theory. Manchester: Manchester University Press, 1995.
  • Dangarembga, Tsitsi. Nervous Conditions. New York: Seal, 1988.
  • Du Bois, W. E. B. The Souls of Black Folks. New York: Vintage/Library of America, 1990.
  • Hall, Stuart. “When was ‘the Post-Colonial’? Thinking at the Limit.” The Post-Colonial Question. Ed. Iain Chambers and Lidia Curti. New York: Routledge, 1996.
  • McClintock, Anne. “The Angel of Progress: Pitfalls of the Term ‘Post-Colonialism.’” Social Text (Spring 1992): 84-98.
  • Nair, Supriya. “Melancholic Women: The Intellectual Hysteric(s) in Nervous Conditions.” Research in African American Literature (1995): 26:2. 131-139.
  • Shohat, Ella. “Notes on the Post-Colonial.” Social Text (Fall 1992): 10:2 & 3. 99-113.
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Hola, es inevitable no comparar este aspecto que tratas sobre la opresión cultural post-colonial en Africa y lo que hemos vivido los venezolanos. Así es que le puedo dar sentido a lo que voy leyendo . De lo dos personajes principales, me identifico muchísimo con Nyasha, es inevitable ; aunque igual que la autora del libro creo que esa actitud la aísla, la hace invisible en esa sociedad patriacal, y terminadesperdiciando oportunidades como las que si percibe Tambú. Pudieramos decir qye esta última es más inteligente y consciente de lo que es conveniente . Me agrada el conflicto que plantean ambos personajes. Ella deben convivir entre lo que se le inpone, sus deseos el deber ser . Interesante novela.

Gracias por el comentario. Si, es compleja la tensión que se genera. Se complica cuando la llevas al plano venezolano. De alguna manera se ha usado el discurso post-colonial/anti-imperialista como excusa para no superar los conflictos y vicios internos. La culpa siempre es de la vaca. Solo que al asumir conductas acomodaticias dentro del nuevo sistema (que en el caso de la revolución bolivariana viene a fungir de neo-colonial, con todas las aristas rusas, iraníes, cubanas, etc. involucradas) se cae en lo que han caido los "enchufados" (no estoy de acuerdo con lo que hacen pero me beneficio, lo hago por mi familia, etc.).
Nos seguimos leyendo.

El estructuralismo nos habló de relaciones dicotómicas: lo bueno y lo malo; lo bonito y lo feo; la educación y la ignorancia. Aún bebemos de él, nos embriagamos de sus teorías y encasillamos todas nuestras posibilidades de vida en ese tipo de discursos. Ir en contra de estas dualidades nos permite reconocer y reconocer-nos como personas de cambios y transformaciones. Traigo esto a colación, a propósito de lo que Tambú le dice a su madre. Gracias por este post. Nos invita a reflexionar.

Gracias a ti y a tu acertada reflexion. Por desgracia, las dicotomías persisten y con cada crisis se agravan. Nos seguimos leyendo

Buen trabajo de comentario crítico de esa interesante novela, @hlezama. Lo que está en juego en ese conflicto entre las posiciones de Nyasha y Tambu es y seguirá siendo, desde mi perspectiva, central en todo conflicto (y si es social y político, mucho más): oponerse absolutamente hasta negarse en esa misma posición, o, inteligentemente, saber aprovechar las condiciones que te presta la realidad para enfrentarla y cambiarla (lo que no es integrarse o "acomodarse"). He allí la cuestión, diría alguien conocido. Gracias por permitirnos aproximarnos a esa novela.

Gracias a ti, @josemalavem por tu atinado comentario.

Gracias @hlezama por plantear un tema que revienta ante nuestros ojos cada vez con mayor fuerza, también gracias a quienes intervinieron tan acertamente con sus comentarios y a tus respuestas. Saludos.

Gracias por la visita. Un gusto tenerte como lectora.

Una novela bien interesante y tu explicación bien documentada. Como me gustaría leerla, pero estamos sumergidos en este tercermundismo que es Venezuela, la cosa se pone difícil. Gracias por permitirnos de alguna manera, empaparnos un poco de esta maravillosa lectura.

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