Hay momentos en que la lluvia,
sirve de inspiración,
cuenta gotas de emoción,
que afloran mis añoranzas,
algunas tienen tardanza,
¿Cuánto he de esperar yo?

Y es que el alma,
cuando está algo recaída,
se inspira en la agonía,
de cada gota caída,
cada una es un recuerdo,
que hasta la niñez aviva,
el frío tiene semblanza,
y las emociones lanza.

Un café lo intensifica,
la avena caliente,
trae recuerdos silentes,
una cama vacía,
te recuerda la agonía,
de no disfrutar el frío,
con la persona querida,
aunque seas muy resiliente,
las remembranzas cobran vida.

Cuántas gotas de lluvia más,
veré pasar sin tu alma en la mía,
cuándo las sábanas blancas,
adornarán nuestra sonrisa,
cuándo será la lluvia,
el motivo que un día,
perezosos en la cama,
hagamos cambiar el clima

Y aunque el clima no cambia,
el tiempo logra cada día,
pasar de la luz al agua,
ver la lluvia en un día,
y un arcoiris luego,
que aunque sabes que vendrá,
no quita así la agonía,
de cada gota caída,
de esa lluvia este día.

Gotita de lluvia cristalina,
cuanta historia traes encima,
y tocas a mi ventana,
aflorando así la mía,
recordando la tristeza,
de salud, de recaídas,
la soledad que agoniza,
muchas veces mi estadía,
en esta casa que hoy,
se siente muy, muy fría.

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