Sobre el porno y los gemidos necesarios

in #castellano6 years ago (edited)


Sé qué lo he hecho, tengo algunos textos bien guarros por allí.

Cuando hablo del porno no me refiero a esas páginas en las que te haces adicto cuando tus padres se van de casa. Me refiero a algo que es más común de lo que parece. El porno es para nosotros lo que para los católicos sería el diábolo, lo que nos gobierna con mucho placer.

En la actualidad el porno está en todos lados. Instagram, Snapchat y otras cosas son ventanas hacia el placer gracias a la tecnología.

Lo digo porque cada imagen es una puerta de lujuria, cosa que para mí es más que perfecto. Un saludo con una chica, un café, una caricia, presentarnos, conocernos, el nude por Whatsapp, son cosas que nos hacen ser parte de un movimiento invisible, galáctico, poderoso y la mejor parte placentero, sin necesidad de ver cuerpos desnudos.

El porno es un lenguaje, un movimiento, una forma de vivir. Ciertamente esta idea la he desarrollado luego de haber leído un libro de un asiático (no recuerdo su nombre), quien explicaba que el eros ya estaba por dejar de existir, incluso que había muerto y lo que gobierna ahora es el porno (como concepto en nuestras vidas). Y a partir de eso explicaba que el eros tenía que ver con la diversidad de las culturas, la búsqueda del placer, la satisfacción humana, danzas, cantos, poesía, etc.

Cuando a la vez daba entender que el porno en base a conceptos como noviazgo o matrimonio sin darse cuenta evade el amor y el eros, y solo se concentra en el sexo al dejarse consumir o persuadir, por movimientos, imágenes, palabras, sin la idea de dedicarle tiempo a la espiritualidad, lo cual sería una práctica que nutre el eros.

El planteamiento siempre me pareció certero, porque siento que está más cerca de nuestro día a día. La pancarta gigante de una chica sexy que me vende algún producto, es porno sin duda alguna, y muy poco lo vemos, pero somos muy parecidos a esa chica como concepto, somos muy sencillos, por algo preferimos estar en una pantalla que hablar con alguien más o leer poesía.

Para no sentirme culpable he encontrado el lado positivo de esto. El porno inspira y evoca el placer, por tanto el placer debe ser todo aquello que nos une.

Aceptar el porno es aceptar el pecado y disfrutar de él como si no hubiera un mañana. Siempre que puedo disfruto de cada mensaje porno que veo, "las conversaciones eróticas", son parte de estos mensajes, el piropo, la grosería en pleno acto sexual, ese comentario que causa malas intenciones como: "soy tu fan desde tal relato...", etc, etc, etc.

Los moralistas han implantado la idea de que el porno es un pecado y bla. Pero en realidad lo que han satanizado es el placer, la posibilidad de abrir la mente, de encontrar nuestros gustos reales.

No es necesario abrir una página porno para vivir en porno, solo basta con imaginar, es como diluir la poesía en tu mente y dejar que las imágenes se creen por si solas.

¿Como estaría mejor el mundo sin religiones o sin porno? Te invito a pensarlo un poco.

Recuerdo haber cerrado rápidamente esta pregunta con alguien que entendió que las religiones imponen el concepto de la culpa (pecado) y que por esta razón muchas de las cosas que generan placer son "malas", (esto lo entenderían mucho mejor las aspirantes a monjas) por tanto si el porno no tuviese un enemigo como la religión, no existiera el violento tabú que aún nos devora poco a poco.

Actualmente estar en Instagram es un pecado sin duda alguna ¿Cuán estimulante es Instagram con las fotos cautivadoras que suben las personas que nos gustan? ¿Cuántos gemidos han causado en nosotros cosas tan cotidianas? Tenemos que gemir en movimiento, como si fuera lo único que nos uniera.

Por ello (espero que éste sea de los últimos párrafos) el erotismo también es un concepto casi errado, sobre todo en literatura. El erotismo no es más que el porno mal, un pequeño disfraz que solo busca ser un estimulante con elementos comunes, sin ánimos de ir más allá, en cambio el porno no tiene miedo a decir una grosería y no sentir culpa, es como el trap, tiene su twerk sin nada vergüenza. Y cuando yo incluyo alguna escena sexual en algún relato o verso suelto, no me gusta encasillarlo como erótico porque no soy de esconder mi forma de ser porno o de sentir culpa, cosa que me hace llamar lo que escribo: Neoporno.

Seguramente hablaré más adelante del Neoporno como mi concepto, aunque ya he familiarizado a algunos por aquí con uno que otro relato y parece que ha gustado.

Creo que ya, gracias.

Portada tomada de unsplash, es de uso libre tranquilo que no hay rollo ni nah bro


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Corro el riesgo de parecer una groupie, pero qué interesante post, friendo. Aunque discrepo contigo en algo: no creo que sean las religiones las que arman un tabú en torno al sexo, ¿o acaso has visto a una pareja de ateos copular en medio de la calle? Y no estoy del todo segura, pero me parece que los indígenas tampoco tienen encuentros sexuales a la vista de la tribu (por favor, corrígeme si me equivoco). Me parece que, en vez de la religión, es nuestro sentido de moralidad lo que crea el tabú, ¿y no es maravilloso? Gracias al tabú tenemos la transgresión, y esta nos lleva al erotismo. El erotismo siempre será más sexy que el simple porno. La mente es excitante, atrevida. Los orgasmos no son sólo fruto del roce.

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