Los códigos para comunicarnos varían según los países - Opinión
En la naturaleza simple podemos ver como el manejo de ciertos códigos puede llevar a rivalidades, un ejemplo:
Algunos estudios han demostrado que la rivalidad que en general existe entre perros y gatos tiene que ver con que para los caninos levantar la cola y moverla es una señal de alegría, pero para los gatos ese mismo código significa todo lo contrario, una señal de alerta ante un ataque...
De la misma manera puede ocurrir algo semejante en los humanos.
Por mi realidad actual de estar viviendo en otro país, en este caso en la ciudad de Bogotá, Colombia, he podido darme cuenta de muchas cosas que nos diferencian.
Bogotá es una bella ciudad, muy movida, con gran tráfico, congestión vehicular, todo lo que caracteriza a las grandes ciudades, pero también muchas zonas verdes, como habrán podido apreciar en algunas de las publicaciones que he realizado. Una ciudad muy fría, en la que prácticamente es obligatorio llevar abrigo.
Las personas en general son muy educadas, respetuosas y tradicionales. Algo formales podría decir, muy influenciados por lo religioso, sobre todo por la católica, es costumbre de los domingos ir a misa, ponerse su mejor vestido, es una cultura muy de aquí. Detalles de los que me doy cuenta por que no forman parte totalmente de mi cultura, obviamente,
En este punto, quiero aclarar algo, no soy sociólogo ni psicólogo, mis profesiones son enfermería y medicina, pero igual considero tengo la capacidad para analizar este tipo de comportamientos, y además emitir un juicio personal, desde el respeto.
Aclarado este punto, CONTINÚO…
Hay unas diferencias sustanciales entre mis coterráneos venezolanos y la forma de ser del Bogotano, estas desigualdades en la percepción y la manera de expresarnos puede hacer que para muchos nativos de aquí, podamos parecer algo osados o irrespetuosos (insisto en que es una visión personal).
Un ejemplo:
A un venezolano se le pregunta:
¿Quiere jugo con azúcar?
Uno sencillamente responde: si, o claro, o uno diceobvio. Y ese tipo de respuestas, para el bogotano no suele ser lo habitual.
Si a un nativo de esta ciudad de Bogotá le hacen la misma pregunta, le contestará:
Si señor o si señora… he aquí una diferencia sustancial. La falta de ese señor/a puede resultar como una falta de respeto para algunos.
En Venezuela se le dice señor o señora a las personas de edad avanzada, uno al principio piensa: ¿Cómo le voy a decir señor/a si apenas tiene 20 años???
Pero uno aprende, y considero que es deber del que llega al país o localidad nueva, como persona habituarse a la manera de hablar del sitio que lo recibe. No me refiero a imitar el acento, pero si a lo que en ese sitio es considerado como normas de educación, con la finalidad de ir adaptándonos.
Es así como estas diferencias pueden causar malestares, sin querer, entre personas que coinciden incluso por primera vez. Sin embargo, por la presencia masiva de venezolanos en todos los rincones de latinoamérica, y del mundo podría decir. Han empezado a entender un poco nuestra cultura, manera de comunicarnos, formas de comer, digamos que esa ha sido parte de la historia del mundo, de cómo han crecido algunos países, con influencia de muchas culturas, mezclándose entre sí.
A ver qué ocurre con todo este flujo migratorio. Con una Venezuela expandiéndose de manera forzada por todo el mundo.
Por suerte, aunque las noticias por el ímpetu de vender resalten más los malos sucesos, sé que somos más las personas que estamos haciendo buenas cosas que los malos…
Quería dejar esta visión personal en mi blog, en la blockchain de Steemit para compartirlo con quien guste pasar.
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Muchas gracias @sinergica
De eso se trata, de buscar la manera de hacer las cosas cada vez mejor.
Buen trabajo también el de ustedes como equipo de curación, se que no es fácil.