Cualquier caminar por las calles de Roma es como un recorrido sin audio guía por un museo al aire libre y si lo haces durante la luz natural del día todo es diferente y con contrastes que no aprecias durante la oscuridad de la noche, de ahí que sea absolutamente necesario ya no sólo mostrar ambas caras de la ciudad sino las obras de arte que la pueblan bajo los focos de las insignificantes farolas de Roma y el imponente sol que me dejó de lado durante mi fin de semana en la ciudad.

Para entender la Roma turística os diré que para caminar por sus calles es recomendable siempre que estés preparada al girar una esquina para que tus ojos se abran y en alguna ocasión hasta que se te salten las lágrimas al contemplar tanta belleza porque y volviendo al ejemplo que les muestro esta preciosa obra de arte está en una pequeña plaza en la que apenas hay espacio para la propia fuente y sus pequeñas escalinatas pero su luz propia te envuelve y te abstrae tanto de lo que te rodea que aconsejo ponerse el boldo pegado al pecho porque hay mucho amigo de lo ajeno que conoce las sensaciones que deja al primer visitante el lugar.

También hay que entender que es un lugar estratégico en el que las decenas de miles de personas que pueden visitar Roma un fin de semana se reúnen en este punto en algún momento del día o de la noche por lo que es básicamente imposible conseguir una foto sin un turista a tu lado, detrás de mí o en cualquier ángulo en el que trato de tomar la imagen y como apreciarán en las dos siguientes tomas personales no conozco a ninguna de esas personas que como yo trataban de inmortalizar ese momento con cien tomas en unos minutos.