Zentangle. Una reflexión. Primeros dibujos

_{Todos los dibujos que acompañan a este post fueron realizados en el año 2013. No tengo fotografías del proceso. Tendrán que confiar en mí.}

En el año 2013, queridos amigos, descubrí el Zentangle, un estilo de dibujo, que busca convertirse en método de meditación, y consiste en construir un dibujo abstracto hecho con patrones repetitivos en una superficie cuadrada de 8,89 cm. En el Zentangle no hay arriba ni abajo, solo negro sobre blanco. Pero como hago con todo, traté de ignorar en lo posible el método e introducir otros formatos, la presencia de la figura y el color. Los patrones se convirtieron en paisajes que quería que expresaran mi frecuencia. En definitiva, nunca hice mucho caso a la filosofía detrás del Zentangle, aunque la palabra Zen siempre me ha infundido respeto. Tampoco se trató para mí de un acto de soberbia, sino de que he practicado el Zentangle casi como la escritura de un diario personal, sin mucho propósito consciente.

Lo cierto es que su ejercicio me permitió probar dos cosas: que dibujo en un estado mental que discurre paralelo al pensamiento racional (pero con la intermediación del pensamiento racional); y que el dibujo en mí dilata las puertas de la conciencia hacia un estado mental de fluidez. No se trata de un fluir alienante. Al contrario, podemos fluir con la tormenta, siendo el trueno; con el dolor en la boca del estómago, siendo la herida; con el terror siendo la araña ardiente que hinca las patas en nuestro propio costado…
Crecí rodeada de artistas e intelectuales. Escritores, músicos, pintores, bailarines, cineastas, fotógrafos, especialistas en diversas corrientes del pensamiento… han sido amigos y familia. Yo no me considero artista plástica formada, sino aficionada, pero sé reconocer la frecuencia con que vibran los que sí lo son. Tienen menos diques mentales; han explorado las tierras que lindan con la zona del mapa donde las palabras apenas tienen sentido.
Hago Zentangle soñando con incursiones a esas tierras. Diviso el horizonte, pero tengo diques muy encallecidos. El resultado son esos paisajes ingenuos, de técnica inferior, aunque sé que tienen fuerza y una cierta gracia. Como dice el I Ching, no hay arrepentimiento. Tal vez eso sea yo en el fondo.
No importa. Fluyo.

Gracias por la compañía. Bienvenidos siempre.

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