Había una vez en una ciudad lejana, en el mejor circo del mundo actuaba el payaso Flifli, el cual era la estrella principal de este lugar; pero un día recibió una carta que luego de leerla lo puso a llorar.
Sus amigos del circo, el enano y el trapecista le preguntaron qué le sucedía y este entre lágrimas le dijo:
-Mi madre viene a visitarme.
Ellos sorprendido le preguntaron:
-¿Por qué esto no es un motivo de alegría para ti? si todos sabemos cuánto te esmeras por enviarle a tu madre todas las semanas lo que necesita para vivir y cuanto te agrada enviar y recibir sus cartas para entre la distancia compartir conversaciones y palabras con ella.
Él respondió:
-Sí, es cierto todo, mi madre es el ser que más amo sobre la tierra y por eso mi tristeza, ella no sabe que yo soy solo un payaso, ella cree que soy un hombre importante ¿qué sentirá al darse cuenta que solo soy un payaso? seguramente se avergonzará de ser mi madre y no querrá volver a verme o dirigirme la palabra.
Ellos le dijeron:

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-Debes pensar que ella te ama y aceptará como eres, además no eres solo un payaso, eres la estrella más grande de este circo y país y quizás del mundo; alegras con tu humor a las personas.
Él respondió:
-Yo solo hago payasadas, ayúdenme a que mi madre no sepa que yo soy solo un payaso, vendrá por un día.
Ellos le dijeron:
-Haremos que crea que eres un gran comerciante, el dueño de este circo.
-Así todo los que allí laboraban decidieron ayudar a Flifli para que este se alegrara al llegar su madre, de manera que ella creyera que este era el dueño, pero al dar la función ella pidió a Flifli estar presente, así que la función del payaso se suspendería ese día para que la madre de este no se diera cuenta, pero todos los presente comenzaron a gritar
-Queremos a Flifli
La madre del payaso que estaba junto a él dijo:
-Yo que viajé tantos kilometro para ver a este magnífico personaje y ahora el no saldrá a hacer su acto.
Flifli asombrado por ver a su madre tan triste por no ver el acto de él le preguntó:
-¿Madre a ti te gustan los payasos?
Ella dijo:
-Por supuesto son las personas más admirables, pues le traen la alegría a los seres humanos, la cual es tan difícil lograr en este mundo tan convulsionado ¡cuánto me gustaría que tu hubieras sido un payaso!

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Al escuchar esto Flifli le dijo:
-Madre me he equivocado y debo rectificar, espérame aquí.
-Así ella quedo en la tribuna de espectadores mientras todos los presentes gritaban:
-Queremos a Flifli.
De pronto después de unos minutos el payaso salió a escena, al terminar su función dijo:
-Este acto selo dedico a mi madre -y sacó una flor de su bolsillo la cual se la dio a esta mujer, quien vio en medio del maquillaje el rostro de su hijo, ella le preguntó:
-No entiendo. ¿No eras tú el dueño?
Él respondió de inmediato.
-No madre, yo soy Flifli pero pensé que te avergonzarías de mi.
Ella le respondió:
-Nunca una madre se avergüenza de su hijo y nunca ningún trabajo es deshonroso cuando se hace con amor y mucho menos cuando este se realiza para ayudar al prójimo.
De inmediato Flifli entendió las palabras de su madre, las cuales estaban llenas de sabiduría.
A partir de ese día se sintió orgulloso de su oficio y su madre lo visitaba muy frecuentemente para disfrutar su compañía y sus funciones ya que era su más grande admiradora.

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