El arribo

Luego del viaje con la linea aérea alemana Interflug, llegamos al aeropuerto Schönefeld de Berlin. Inmediatamente recorrimos un largo trayecto por la autopista mientras contemplábamos los extensos paisajes llanos que nos rodeaban hasta llegar a la ciudad. Finalmente llegamos a nuestro destino: ¡Berlin!
De Alemania solo conocía "La Condena de Lúculus" (Die Verurteilung des Lukullus) y "La Ópera de Tres Centavos" (Die Dreigroschenoper), ambas óperas con letra de Bertolt Brecht y música de Paul Dessau y Kurt Weil respectivamente.

El primer contacto

Catedral de Berlín

Como la mayoría de las ciudades europeas, ésta era una ciudad grisácea (quizás influya los años de antigüedad del continente) y debido a la gran cantidad de construcciones viejas y su clima. En el camino, rumbo a lo que sería nuestro hogar, vimos muchas edificaciones grandes, históricas, viejas, asombrosas; vimos también muchas construcciones nuevas, pero lo más impresionante fue ver algunas que tan solo eran ruinas que aún quedaban después de la guerra. Pensar que se trataba de edificaciones que fueron bombardeadas durante la Segunda Guerra Mundial eran palabras mayores. Viviendo uno en Venezuela siendo niño, no se tenía un mayor conocimiento sobre tan terrible guerra; se trataba de algo horrible que ocurrió hace muchos años muy lejos, pero cuando estás ahí y ves los vestigios que dejó la guerra que terminó hacía solo 24 años, es algo que a uno le impacta profundamente, uno jamás imagina que pueda ver algo así de cerca.

La curiosidad

Centro de Berlin en reconstrucción

Llegamos en pleno verano, lo que nos permitió caminar y conocer la ciudad al máximo. El centro de Berlín (que estaba sólo a un par de cuadras de nuestra casa) estaba en plena reconstrucción, de hecho, tanto la plaza, la Fuente de Neptuno (Das Neptunbrunnen) y la hermosa Torre de televisión (Das Fernsehtur) fueron inauguradas en octubre del 69, mientras la Alexanderplatz, que fue reinaugurada unos años antes, aún tenía detalles en construcción. Los Almacenes Centrum (Centrum Warenhaus), que se encontraban en dicha plaza, también abrieron sus puertas ese año, mientras continuaba la construcción del Hotel Stadt Berlin (hoy Park Inn Berlín) que se inauguró en 1970. Esto no ocurría sólo en el centro, por toda la ciudad se veían las altas grúas de hierro en plena acción.

No dejaba de impresionarnos como aquél país que quedó en ruinas tras una Guerra Mundial, en tan solo 24 años ya se era un país de pié, erguido. La ciudad crecía de manera acelerada, se sentía cómo se renovaba día a día. Por esos días se acercaba el XX Aniversario de la RDA (XX Jahrestag der DDR), y se sentía el movimiento en todas partes para poder tener todos los detalles listos para esta gran celebración, que sería el 7 de Octubre de 1969.

Fuimos afortunados por tener la oportunidad de conocer la mayor cantidad de lugares turísticos, parques, plazas, pueblos cercanos, cines, y heladerías antes que empezaran las clases y el invierno. Poco a poco íbamos sintiendo cada vez con mayor fuerza la emoción de racionalizar que viviríamos en esa gran ciudad.

Adaptación

Al cabo de unos meses comenzamos las clases y conocimos a la profesora Frau Kleinert. Era una señora agradable y rígida a la vez, pero ponía todo su empeño para que mi hermano y yo aprendiéramos el alemán rápidamente, objetivo que afortunadamente logró, ya que al poco tiempo mi hermano y yo dominábamos el idioma. Para esto fue muy imnportante haber tenido únicamente compañeros alemanes, ya que eso nos obligó a estar en contacto con el idioma a diario.
El nivel educativo era muy superior al que traíamos, además de tener una gran cantidad de materias que no veíamos en Venezuela. Con un poco de esfuerzo, y poco a poco fuimos poniéndonos al día.

Con la llegada del otoño, empezó el frío, lo que significó para nosotros uno de los cambios mas difíciles a los cuales adaptarse, ya que veníamos del trópico y no conocíamos el frío que se vive en países con diferentes estaciones.

Cuando realmente tienes deseos de sentirte bien y a gusto en un lugar distinto a tu país natal, solo tienes que integrarte y disfrutar de esa nueva forma de vida.

Afortunadamente nosotros nos adaptamos muy rápido a la alimentación, al sistema educativo, a sus gustos, a sus juegos, reglas, clima, etc.
Mi hermano y yo aprovechamos al máximo y nos inscribimos en distintas actividades musicales y deportivas. Gracias a la gran seguridad ciudadana, podíamos pasear y movilizarnos de manera independiente a donde quisiéramos a cualquier hora.
Ese mismo año conocí a Roland, un vecino nuestro que se convirtió en mi primer novio. Con él paseamos mucho, conocimos lugares que no eran tan frecuentados por turistas. Uno de ellos, que se volvió uno de nuestros favoritos era el Café de la Ópera (Operncafé), a donde nos encantaba ir a bailar. Definitivamente su compañía era muy grata y divertida.

Tranvías

De todos los medios de transporte que existían, los que más disfrutaba eran el Tranvía (Straßenbahn), ya que me parecía sacado de una película, que era el medio que usaba casi a diario, y los trenes, en los que viajaba al interior. También habían Trolebús ó Trolley (que es especie de ómnibus eléctrico), el U-Bahn (tren subterráneo o Metro) y el S-Bahn (tren urbano).

El invierno, la nieve

Cae la primera nevada y la emoción nos consume, es como un sueño (supongo que así debe ser para todos la primera vez que conocen la nieve). Ese día amaneció todo blanco frente a nuestras ventanas. No lo sabíamos aún, pero con la nieve llegó la diversión, los muñecos de nieve, las revolcadas y las pistas de patinaje. Al pasar los días, a la medida que la temperatura seguía descendiendo, comenzamos a ir a bosques cercanos a pasear en trineos.
Sin embargo para nuestra caribeña familia, la temperatura de 20 grados bajo cero era algo inhumano, pensábamos incluso que en cualquier momento nos convertiríamos en bloques de hielo. Creo que Alemania quiso que no olvidáramos nunca nuestro primer invierno ahí, ya que ese año la temperatura llegó a bajar a 32 grados bajo cero, lo que generó que se suspendieran las clases y demás actividades laborales. Ese año fue tan helado que quedó registrado como uno de los inviernos mas fríos del país, igualado, años después, por el invierno de 2010.

Actividades

Durante nuestra estadía en la RDA, que duró un poco mas de 4 años, tuve la oportunidad de ver una gran cantidad de obras en Teatros de muchísima importancia para esa época, como lo fueron el Berliner Ensemble, Kamerspiele, Maxim Gorki, y el Metropol. Había también muchos festivales de cine europeo, a los que siempre trataba de ir con mi querida amiga Irene.
En Berlín comencé a cantar, arte que terminó convirtiéndose en mi carrera y oficio.
En el año 1970 me invitaron a integrar el "Ensemble Solidarität", con sede en Leipzig, que reunía a más de cien estudiantes de distintas partes del mundo. Allí cada uno de los 13 grupos que conformaban dicho Ensamble cantaban y bailaban temas de sus respectivos países, incluso con sus vestimentas tradicionales. Con este grupo participamos en infinidad de Festivales a nivel nacional, lo que nos permitió conocer muchos otros pueblos y ciudades alemanas, además de convivir con maravillosas personas de otros países, y aprender de sus culturas, durante cada gira.

Hogar

Gran parte de nuestra estadía en ese país transcurrió entre Berlin y Leipzig, pero desde esa época siempre he sentido a Berlin como mi hogar, ese hogar que extrañas y recuerdas con nostalgia e inmenso cariño.

La despedida

El 1973 a mi papá lo trasladan nuevamente, esta vez a Moscú. Nos tocó entonces el momento de la despedida. Empacamos todo para nuestra mudanza y finalmente partimos de la estación de trenes Ostbahnhof rumbo a la URSS. Durante casi todo el viaje, en nuestro camarote, hubo un silencio cargado de tristeza, donde las lágrimas no dejaban de humedecer nuestras mejillas. Mi papá, mi mamá, mi hermano y yo apenas nos veíamos las caras. Nadie sentía deseos de hablar. Dejábamos nuestra casa.
Hacia el final de las 30 horas que duró ese viaje nos fuimos reponiendo, y la tristeza poco a poco daba paso a la ansiedad y expectativa por nuestro nuevo destino: Moscú.

Berlin hoy

De ese Berlin que conocí que se levantó en pocos años de las cenizas, de ese Berlín cargado de tanta historia y cultura, de ese Berlin donde aprendimos lo que es la Solidaridad, de ese Berlín planificado y organizado que nos recibió con los brazos abiertos y que permitió que lo quisiéramos, queda un hermoso y entrañable recuerdo.

Pronto se cumplirán 5 décadas desde nuestra llegada a ese país. Hoy es un país completamente distinto, pero estoy segura que en muchos rincones de sus viejos muros aún se percibe ese aroma de aquél Berlin, de la RDA, esa que sobrevivió y renació, y que hoy, a inicios del siglo XXI, es toda una gran nación: Alemania / Deutschland.

Reflexión

A pesar de haber vivido en Berlín sólo 4 años (del 69 al 73), para mí siempre significó tanto que desde entonces he sentido como si hubiese vivido allí mucho mas tiempo, quizás por tantas experiencias y vivencias que marcaron lo que soy hoy día.
Esta imagen la tomé en La Puerta de Brandemburgo (Das Brandenburger Tor) en 1970, muchísimos años antes de la caída del Muro de Berlín, y quiero usarla para despedirme en este post. Ojalá lo hayan disfrutado al menos un poco, por mi parte yo les puedo confesar que disfruté muchísimo escribiéndolo y reviví hermosos y felices momentos.

Fuente de la imagen de la Catedral de Berlín
Fuente de la imagen de la reconstrucción de Berlín
Fuente de la imagen de los Tranvías

Algunas de las imágenes fueron modificadas en color y corte por mí por con fines estéticos.

P.D.: Tengo pocas imágenes originales de nuestra estadía en Alemania, ya que a nuestro regreso a Venezuela se perdió todo nuestro equipaje y tristemente todas las fotografías que habíamos tomado.