con tus gigantes ojos café, suaves manos y naturaleza cálida;
te he reconocido de otros lugares donde
incontables noches bailaron nuestros cuerpos
al son de tambores ancestrales.

Hemos sido en este ahora canal
de una medicina antigua y mágica,
como la escena donde nuestros ojos
se miran intensamente para salvarse
más allá de tiempo y espacio.

¡Nuestras almas están haciendo mucho más
de lo que a nuestros cuerpos se les permite comprender!

De blanco me has visto porque en antaño
te he mirado vestida con la impecable
gandura blanca de mangas largas;
allá en Oriente, donde el Sol
se despide con la certeza del regreso.

Hemos transitado juntos la aventura psíquica
que da temple y sentido a la vida;
hemos comprendido un día diecisiete
la experiencia extática de la curación nocturna.

¡Que resuenen los tambores y bombos ibéricos
y la oscuridad abra sus brazos
para acogernos en misterio y profundidad!

Atentos a pulsaciones interiores,
el trance nos lleva a la cima de una montaña
y vuelve esa sensación que hace henchir nuestros centros;
con la ruptura del mundo exterior se dirige la conciencia
despierta hacia dimensiones extraordinarias.

Bailamos en trance extático
entre cuatro paredes dando bienvenida
a revelaciones, a la máxima manifestación de la unión;
el concreto ha caído;
estamos en el bosque;
nos miramos sin razón alguna para parar de sonreír.

Movimiento, me dices que soy movimiento;
yo te digo, ¡cuanta claridad en tu respirar,
en tu observar, en la manera como se cierran tus ojos!
Y como dijo Bukowski,
tuve la sensación de que podía caer
dentro de ellos en un momento eterno;
en nuestro ahora inmortal.

@dinaluna
Agradecida...