Este mes sigue siendo de sorpresas de bendiciones, de tranquilidad y también de oportunidades. Generalmente todos hemos trabajado duro para obtener algo, es tan grande el deseo de finiquitar una meta propuesta que damos el todo por el todo, sin embargo Dios nos coloca puentes en el camino que nos llevan a eso por lo que tanto hemos trabajado. Ansiamos oportunidades con tanta fuerza que estas llegan cuando menos se esperan, ¡Sí! Cuando menos se espera así como dicen del amor que también representa una oportunidad, de ser más feliz de lo acostumbrado. Estas llegan en circunstancias donde es difícil deducir si es lo que estabas buscando, ellas nunca llegan solas, traen consigo pruebas que nos exprimirán hasta decir ya no más para saber si somos capaces de valorar ese preciado anhelo. No solo pruebas también decisiones fuertes que tomar, para dejar a un lado muchas cosas atrás en las cuales se invirtió tiempo, tanto tiempo como amor pero que jamás nos dirigirían al fin esperado. En algunas ocasiones llegan vestidas de un feo disfraz que esconde algo maravilloso en su interior, ¿Cómo podremos verlas si estamos acostumbrados a las apariencias? A la envoltura bonita del regalo cuando es solo eso; un retazo de envoltura que guardamos como recuerdos.

¿Pero que sucede cuando la oportunidad llega descubierta así no más sin envolturas, y sin disfraces? Fácilmente puedes observar, palpar y abrazar a esta situación tan deseada que sabías que algún día llegaría. Un sinfín de posibilidades se abre como un abanico, el corazón palpita de la emoción es increíble que todo se dió antes de lo esperado, es hora de que empiece la algarabía esto hay que celebrarlo. La conciencia por otro lado grita sin ser escuchada ¡Heeeey! ¡Heeeeeey! ¡Por acá! ¿Acaso no recuerdas lo que debes dejar atrás? En cuestiones de segundos descubres que aquello que tanto amas representa un lazo fuerte difícil de soltar, una melancolía se instala en el pecho, no dejas de pensar en tus seres queridos, y en cuando los volverás a ver.

Esos pensamientos no se esperaban justo en el momento de celebrar. Es necesario decidir rápido porque las oportunidades imprevistas llegan así llevándose todo por delante, es ahora o nunca. En cuestiones de días y hasta horas en algo debes pensar. ¿Quién cuidará al bebe, al perro, a los abuelos, a los padres? ¿Quién escuchara sus historias de antaño sin aburrirse? Un sinfín de preguntas llenas de sentimientos invaden la mente para hacerla divagar entre dos aguas. Como dicen en mi tierra; o corres o te encaramas. Debes dejar todo arreglado antes de partir pero no hay tiempo, un para después no existirá. Otra oportunidad no sabes cuando volverá.

Realmente no sabría que hacer en ese caso, estudiar la idea de realizar un viaje largo por la vida de hoy para mañana ¡No es cosa fácil!, más cuando no te preparaste para ello, ni sabes cuándo regresaras. Solo tienes allí la oportunidad de lanzarte en el mar donde todos luchan para poder llegar a navegar, Tu ya tienes el barco y el mapa de esas aguas azules tan salvajes, sin embargo nunca has llevado un timón y ni siquiera sabes nadar. Tal vez esa es la esencia de las oportunidades, sin embargo creo que es necesario evaluar algunos criterios antes de decir sí.