El Titán de Puerto España

in #spanish7 years ago


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Estimados amigos de la comunidad de steemit por acá les dejo una crónica que escribí hace algunos años sobre uno de los gladiadores más notables de la larga estirpe de Campeones mundiales cumaneses de boxeo.

Recuerdo que el día que conocí a Alfredo Marcano, él estaba sentado con los demás borrachitos del barrio Puerto España. Estaban tomando aguardiente Florida, que en Cumaná llamamos Floriwalker, en la parte de atrás del bloque 6B que es el bloque de Loquillo, Coñoño, Aye, Loco Lindo, del Mamarrúo y de Robertao. La primera impresión que tuve no fue precisamente la de estar delante del hombre que le que había dado una pela a Kobayashi en el propio Japón. Lucía un rostro de Tuareg cansado, de poeta marroquí. En su cara se opacaban las derrotas de la desventura y el olvido. Le dije que me interesaba hablar un poco con él sobre lo que había sido su carrera pugilística. Me insinuó que si venía de un periódico tenía que pagarle para entrevistarlo. Le dije que no, que era para un libro (la idea era echarle una mano al trabajo que estaba realizando el profesor Ítalo Tedesco para su tesis, que posteriormente se convertiría en el excelente libro "Grandeza, miseria y muerte en el boxeo profesional"). Afortunadamente para mí los otros borrachitos lo convencieron de que no era yo de un periódico y que debía darme la entrevista gratis. En efecto así ocurrió. Nos fuimos hasta su casa caminando para realizar la entrevista. La casa de Alfredo era la casa de sus hermanas y sus sobrinas y sobrinos. Allí entramos a la casa en busca de algunas cosas que quería mostrarme y que ahora mi traidora memoria no recuerda que eran. Lo que si recuerdo como una especie de símbolo de su pasado de grandeza, era un retrato de Alfredo con el Rey Pelé que coronaba la pequeña sala de estar de la humilde vivienda de la casa de Alfredo. Recuerdo que tuve la impresión de que la foto parecía explicar que aunque había sido un trámite de juntar a los famosos del deporte de aquellos años, parecía haber una extraña complicidad entre Alfredo y Pele. Era como la simpatía mutua que por ley debían tenerse dos atletas de esa calidad al encontrarse aunque fuera por casualidad. Después de estar unos minutos más buscando Alfredo lo que finalmente quería enseñarme y que honestamente no recuerdo si fue la corona, recortes de periódico, los guantes con que derribó a Kobayashi o todo esto junto, nos sentamos en el porchecito de la casa para comenzar mi"y que entrevista". De los detalles no recuerdo absolutamente nada, ni siquiera cual fue la temperatura de la entrevista, si nos reímos de alguna ocurrencia de Alfredo o si alguna pregunta lo incomodó. Pero si queda el recuerdo de lo que conversamos, se asomaron sus triunfos y sus fracasos. Por momentos brillaban los ojos de Alfredo recordando la gloria de su pasado, el ímpetu de sus puños épicos. Lo que si ha quedado en mi memoria ha sido su voz ronca de borracho, de predicador evángélico, su acento de cumanés irreverente, como somos casi todos los cumaneses, retumba en mi memoria todavía, ese canto dulce y andaluz que solo oímos en Cumaná. Después de aquella atropellada entrevista lo vi muchas veces en los viajes que hacía a Cumaná. Lo veía caminar tambaleandose de la borrachera rumbo a su casa. En más de una ocasión se detuvo donde nos encontrabamos hablando mis amigos y yo, nos decía algunas cosas sin sentido y seguía. Pero en una de esas tantas ocasiones tuvimos el honor, mis amigos y yo, de verlo haciendo su esgrima del caribe. En sus puños bailaba una coreografía de arenque burlón. Sus movimientos eran como los de Alí de mariposa, de palometa pelúa ponzoñosa y letal. Aquel espectáculo quedará gracias a Dios en mi memoria: el recuerdo de una danza, la danza de Alfredo Marcano haciendo sombra con su gloria y sus derrotas. Aquel muñeco de trapo jugó con la brisa cumanesa y desapareció rumbo a Puerto España. Para mí esa fue la última vez que lo vi a pesar de que lo vi muchas más veces, incluso sobrio, con su paso cansado por la Perimetral. Alfredo ha muerto este viernes 3 de abril de 2009. Perdió el round final (nunca el lugar común del round con la pelona tuvo más sentido) con la muchacha de la guadaña, ese con la que todos perdemos alguna vez. Alfredo vivirá en el recuerdo de su Cumaná, vivirá en los corazones de los puertoespañeros que tuvieron la dicha de celebrar aquel agosto del 71 cuando el torito de tortuguillo le quebró la katana al samurai Kobayashi en el propio castillo del Shogún. Vaya está pequeña crónica para recordar a Alfredo Marcano, uno de los últimos titanes de esa estirpe de guerreros que la primogénita Cumaná ha dado al boxeo mundial.

Recuerdo que el día que conocí a Alfredo Marcano, él estaba sentado con los demás borrachitos del barrio Puerto España. Estaban tomando aguardiente Florida, que en Cumaná llamamos Floriwalker, en la parte de atrás del bloque 6B que es el bloque de Loquillo, Coñoño, Aye, Loco Lindo, del Mamarrúo y de Robertao. La primera impresión que tuve no fue precisamente la de estar delante del hombre que le que había dado una pela a Kobayashi en el propio Japón. Lucía un rostro de Tuareg cansado, de poeta marroquí. En su cara se opacaban las derrotas de la desventura y el olvido. Le dije que me interesaba hablar un poco con él sobre lo que había sido su carrera pugilística. Me insinuó que si venía de un periódico tenía que pagarle para entrevistarlo. Le dije que no, que era para un libro (la idea era echarle una mano al trabajo que estaba realizando el profesor Ítalo Tedesco para su tesis, que posteriormente se convertiría en el excelente libro "Grandeza, miseria y muerte en el boxeo profesional"). Afortunadamente para mí los otros borrachitos lo convencieron de que no era yo de un periódico y que debía darme la entrevista gratis. En efecto así ocurrió. Nos fuimos hasta su casa caminando para realizar la entrevista. La casa de Alfredo era la casa de sus hermanas y sus sobrinas y sobrinos. Allí entramos a la casa en busca de algunas cosas que quería mostrarme y que ahora mi traidora memoria no recuerda que eran. Lo que si recuerdo como una especie de símbolo de su pasado de grandeza, era un retrato de Alfredo con el Rey Pelé que coronaba la pequeña sala de estar de la humilde vivienda de la casa de Alfredo. Recuerdo que tuve la impresión de que la foto parecía explicar que aunque había sido un trámite de juntar a los famosos del deporte de aquellos años, parecía haber una extraña complicidad entre Alfredo y Pele. Era como la simpatía mutua que por ley debían tenerse dos atletas de esa calidad al encontrarse aunque fuera por casualidad. Después de estar unos minutos más buscando Alfredo lo que finalmente quería enseñarme y que honestamente no recuerdo si fue la corona, recortes de periódico, los guantes con que derribó a Kobayashi o todo esto junto, nos sentamos en el porchecito de la casa para comenzar mi"y que entrevista". De los detalles no recuerdo absolutamente nada, ni siquiera cual fue la temperatura de la entrevista, si nos reímos de alguna ocurrencia de Alfredo o si alguna pregunta lo incomodó. Pero si queda el recuerdo de lo que conversamos, se asomaron sus triunfos y sus fracasos. Por momentos brillaban los ojos de Alfredo recordando la gloria de su pasado, el ímpetu de sus puños épicos. Lo que si ha quedado en mi memoria ha sido su voz ronca de borracho, de predicador evángélico, su acento de cumanés irreverente, como somos casi todos los cumaneses, retumba en mi memoria todavía, ese canto dulce y andaluz que solo oímos en Cumaná. Después de aquella atropellada entrevista lo vi muchas veces en los viajes que hacía a Cumaná. Lo veía caminar tambaleandose de la borrachera rumbo a su casa. En más de una ocasión se detuvo donde nos encontrabamos hablando mis amigos y yo, nos decía algunas cosas sin sentido y seguía. Pero en una de esas tantas ocasiones tuvimos el honor, mis amigos y yo, de verlo haciendo su esgrima del caribe. En sus puños bailaba una coreografía de arenque burlón. Sus movimientos eran como los de Alí de mariposa, de palometa pelúa ponzoñosa y letal. Aquel espectáculo quedará gracias a Dios en mi memoria: el recuerdo de una danza, la danza de Alfredo Marcano haciendo sombra con su gloria y sus derrotas. Aquel muñeco de trapo jugó con la brisa cumanesa y desapareció rumbo a Puerto España. Para mí esa fue la última vez que lo vi a pesar de que lo vi muchas más veces, incluso sobrio, con su paso cansado por la Perimetral. Alfredo ha muerto este viernes 3 de abril de 2009. Perdió el round final (nunca el lugar común del round con la pelona tuvo más sentido) con la muchacha de la guadaña, ese con la que todos perdemos alguna vez. Alfredo vivirá en el recuerdo de su Cumaná, vivirá en los corazones de los puertoespañeros que tuvieron la dicha de celebrar aquel agosto del 71 cuando el torito de tortuguillo le quebró la katana al samurai Kobayashi en el propio castillo del Shogún. Vaya está pequeña crónica para recordar a Alfredo Marcano, uno de los últimos titanes de esa estirpe de guerreros que la primogénita Cumaná ha dado al boxeo mundial.

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Tu texto me remonta a un pasado infantil, @cantantecumanes. Recuerdo a mi padre frente a un televisor grandote viendo boxeo en el 8 (allá rodó la cédula). Cumaná se hacía grande en esas peleas. Lástima que muchos de esos atletas se quemaron rápidamente o la gloria los consumió. Hermoso homenaje. Saludos

Me alegra mucho @@@nancybriti que mi crónica generara esas emociones. Me siento honrado por tus palabras. Muchas gracias por comentar. Mi abrazo para ti.

Emotiva crónica, @cantantecumanes. Inevitable asociar a Cumaná con el boxeo. Quizás la vida y destino de sus gloriosos boxeadores sea una patética metáfora de la ciudad, que después de su gloria (Primogénita del continente americano, cuna de próceres y grandes escritores, etc.), es olvidada y llevada a la decadencia. Disculpa la catarsis. Me gustó mucho tu crónica.

Gracias por comentar @josemalavem me gusta mucho esa comparación del boxeador cumanés con el espíritu de la ciudad. Muchas gracias

Las historias de estos gladiadores arruinados son grandiosas y tristes. Campeones cumaneses condenados a repetir el final de la historia.
Es un texto muy bello, en su estilo de crónica cumanesa. Gracias por compartirla.

Gracias muchas @adncabrera celebro que disfrutaras esta crónica.

Hola @cantantecumanes, upv0t3
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<3 Este es un corazón, o un helado, tu eliges .

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