La palabra de Dios nos dice:
LOS PRINCIPIOS DE LA SIEMBRA Y LA COSECHA...
Gálatas 6.7-10
Satanás quiere que creamos la mentira de que nuestras acciones no tienen consecuencias. Pero la verdad es que nadie puede rebelarse contra Dios sin cosechar el fruto de esa decisión. Tampoco se puede obedecer a Dios sin recibir una bendición. Las decisiones que tomamos son las semillas que sembramos, y determinan la clase de cosecha que tendremos.
La esencia de este principio es que todas nuestras decisiones son importantes. La manera como pensamos y actuamos son importantes, no solo para nosotros sino también para quienes nos rodean, para bien o para mal. Piense en las semillas que otros sembraron en usted, y que afectaron su visión de sí mismo y del mundo.
En algún momento, todos hemos tomado decisiones que hemos llegado a lamentar. Puesto que las consecuencias nunca se evaporan, usted puede encontrarse acosado o incluso gobernado por cosas que vio, dijo o hizo. No obstante, Dios perdonará todo aquello de lo que usted se arrepienta, y trabajará para ayudarle a recuperarse de esas decisiones del pasado. El camino hacia la redención a menudo incluye obstáculos, pero el Espíritu Santo puede capacitarle para superarlos. Entregue su carga al Señor cada vez que la sienta pesada, y pídale que le limpie y le convierta en la persona que Él quiso que fuera cuando le creó.
Hágase las siguientes tres preguntas: ¿Qué clase de vida quiero? ¿Cómo quiero que sea mi carácter? ¿Cómo quiero ser en el futuro? Deje que el Espíritu de Dios le hable acerca de sus decisiones pasadas, presentes y futuras, y de sus planes para usted.