Querido diario hoy la mañana fué un poco apresurada, debía inscribir a mis hijos en distintos liceos, me levanté muy temprano para preparar el desayuno antes de irme a las inscripciones no sin antes que todo, preparar el cafecito. Mientras tanto mi hijo pequeño barría la casa y arreglaba su cuarto.

Ya a las 8 de la mañana estaba lista para salir, como quedan cerca los liceos, puedo llegar caminando, en 10 minutos ya estaba en el liceo de mi hijo mayor que cursa 4º año de artes gráficas, había una extensa cola como ya es normal en nuestra ciudad, cola para todo, pero lo bueno fué que avanzaba rápido.

A las 11 de la mañana ya estaba lista la inscripción de mi hijo mayor, pero ahora faltaban los otros 2 niños, suerte que la distancia entre un liceo y otro no es tan larga.

Pero había un detalle que entre tantas cosas olvidé el día anterior, debía llevar a la institución desinfectante y cloro, entonces decidí irme a la botella de oro, un sector de este mismo barrio donde hay venta de todo, es decir venden de todo un poco y pues justo vendían desinfectante y con punto de venta, como ya saben el efectivo es muy difícil en estos tiempos.

Ahora si estaba lista para formalizar la inscripción de los niños, pero el otro detalle era que faltaba media hora para el mediodía y pues llegué tarde, ya habían cerrado el proceso, ahora debo ir en septiembre.

Me fuí camino a casa ya no podía hacer más nada, al llegar le pedí a mi hermano que fuera a la bodega a comprar pollo para preparar el almuerzo, por suerte ya los garbanzos estaban adelantados, preparé arroz también.

Cuando estuvo ya todo listo, almorzamos y cada quien se acomodó a reposar la comida.

Yo como tenía un compromiso de costura con un amigo, me senté a repararle un pantalón, que por cierto estaba bien roto, ameritaba un enorme parcho pero al final quedó muy bien.

Como a las 3 de la tarde una vez más, como todos estos días el cielo se oscureció con nubes de agua.

Mi hermano, había preparado un jugo de moriche muy sabroso por cierto y me senté en el patio a disfrutar de mi bebida y a admirar el conuco de mi mamá, ya están cargadas las maticas de frijoles y el maíz también esta grande ya.

Mi hijo feliz con un radio escuchando música andaba por toda la casa alegrando la tarde, ya estaba cerca la hora de la cena, estaba entrando la noche, sin pensarlo fuí a la cocina a cocinar de una vez, unos domplines con mantequilla y queso.