Se decía: — ¡Esto es lo que quiero hacer! Se dirigió a la cocina y abrazó a Bernarda; ésta la miró de reojo y le dijo:

— ¡Ay mijita a usted como que ya le andan calentando la oreja poray!
—Mira que si el ogro de tu papá te ve con esa suspiradera y esa sonrisa, te la borra en un santiamén…

Llegó el día del cumpleaños de Juan Antonio y como de costumbre mandó a organizar un gran agasajo con sus platos favoritos: Sancocho, carne a la parrilla, cachapas con queso y por supuesto: un concierto exclusivo de música llanera.

Carminia estaba feliz, no sólo porque celebraría un año más con su padre; sino también porque disfrutaría del arpa, cuatro y maracas durante toda la noche…

Todo transcurría entre brindis y alegrías, cuando el animador pide un fuerte aplauso para el conjunto llanero que debutaría con un nuevo arpista que traía un repertorio especial a petición de Doña Carmen, para el cumpleañero.

Todos aplaudían el magnífico concierto (especialmente Carminia)

Llegó el momento de compartir la comida, Carminia se servía contenta su plato y ya se dirigía a la mesa cuando alguien le dice: — ¿puedo sentarme a tu lado?
Era Esteban, el muchacho que había conocido en el río, quien además era el maestro arpista y Carminia no se había percatado de eso.

Se sentaron a comer y él le dice esbozando una sonrisa: —te vi desde el escenario y te reconocí de inmediato, tengo memoria fotográfica.

Ella responde: —mi padre es el cumpleañero y la verdad es que estoy encantada con el concierto. ¡Se escuchó hermoso!

Esteban, quien ya había escuchado cantar a Carminia le dice: —tengo una idea, ya que es el cumpleaños de tu padre, déjame hablar con el conjunto para que le dediques una canción ¿qué me dices?

Ella se emocionó, era lo que más deseaba, pero temía y respetaba la voluntad de su padre, así que se entristeció y le respondió que su padre jamás se lo permitiría, pero Esteban era insistente y persuasivo. Hizo caso omiso a los argumentos de Carminia y le dijo:

—Comprendo tus temores, pero lo que te propongo que hagas no tiene nada de malo, al contrario: será un regalo de cumpleaños que tu padre jamás olvidará. ¡Ya verás que quedará cautivado, no sólo porque cantas realmente hermoso, sino también por lo que simboliza que su hija haya decidido vencer el temor para demostrarle cuánto lo ama.

Carminia aceptó la propuesta y al cabo de media hora ya estaba el escenario…

Los aplausos no se hicieron esperar, todos estaban sorprendidos y admirados ante lo que estaban escuchando, especialmente el señor Juan Antonio, quien no salía de su asombro y estaba experimentando una mezcla de emociones. Quiso levantarse de la rabia al sentirse desobedecido pero doña Carmen lo retuvo en la silla posando sus manos en los hombros y le dijo al oído:
—Mi amor, es tu cumpleaños; por favor, abre tu corazón y escúchala ¡Es nuestra hija cariño, nuestra pequeña que está cantando hermoso para ti!
No dejes que el orgullo opaque este sagrado momento.
El señor Juan Antonio permaneció inmóvil observando y escuchando a Carminia y por primera vez, todos vieron esa mirada rígida y autoritaria llena de lágrimas de alegría y admiración.

Carminia terminó su canción y acudió a darle un fuerte abrazo a su padre.

¡No hubo reclamos durante la celebración!

Todos disfrutaron dichosos el cumpleaños de don Juan y la niña Carminia permaneció con una sonrisa que no se le borraba del rostro y una voz en su mente que le decía constantemente: — ¡Esto es lo que quiero hacer! ¡Esto es lo que quiero hacer, y a partir de hoy trazaré mi plan para alcanzarlo!