Mi amor por los libros

Crecí en un pueblo y en una casa vieja donde había un cuarto con estantes llenos de libros. Eso, por tener un abuelo poeta y un tío antropólogo que tenían más libros que horas de vida. Cuando estudiaba cuarto grado, mi madre que era maestra de escuela primara llegó con un enorme atlas y una serie de libros de cómo aprender a leer y escribir correctamente, fue algo que llamó mucho mi atención a mi corta edad. Recuerdo que en mi casa había una bodega y yo atendía a los clientes en las horas de la tarde después de la escuela, pasaba allí el rato leyendo todos esos libros, pero mi favorito en aquel tiempo en realidad era un cuaderno escrito por un viejito con una letra muy particular, la poesía de mi abuelo. Tenía versos, cantos, cuentos y todo aquello que me resultaba hermoso y divertido. A veces dibujaba la puesta de sol y las montañas por la tarde, echo de menos todo aquello y la paz que se sentía. Allí empezó mi amor por los libros, siempre tenía la costumbre de olerlos.

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Ahora de adulta tengo una lista selecta que recomendaría, después de leer varios siempre me parece que no ha sido suficiente, quiero descubrir el universo que hay en cada libro que me parece atractivo. Mi favorito es “Los miserables”, escrito por Victor Hugo, un libro sin desperdicio alguno, igual que “Las venas abiertas de América Latina” escrito por el genio latinoamericano Eduardo Galeano. En otra línea recomendaría “La cabaña” de William Paul Young, y así innumerables escrituras de hombres y mujeres que nos enseñan a ver el mundo desde otra perspectiva y a que nuestra imaginación no tenga límites.

En mi caso, puedo asegurar que leer me ha salvado. Me ha enseñado a ver más allá, es un constante aprendizaje que ha cambiado mi visión del mundo y le dio libertad a mi mente.

Les dejo un fragmento de mi libro favorito:

"El amor es una parte del alma misma, es de la misma naturaleza que ella, es una chispa divina; como ella, es incorruptible, indivisible, imperecedero. Es una partícula de fuego que está en nosotros, que es inmortal a infinita, a la cual nada puede limitar, ni amortiguar. Se la siente arder hasta en la médula de los huesos, y se la ve brillar hasta en el fondo del cielo".

Lee, lee siempre.