Estado de alarma: Día 10
El único día que salgo de casa en toda la semana, los martes, a comprar y reponer la nevera, el congelador y la despensa. Un día que es bastante estresante, porque no paramos de escuchar todas las precauciones que tenemos que tomar para salir de casa... que si no acercarte a nadie a menos de metro y medio de distancia; que si tocar lo justo en el supermercado; que si lavarte las manos con el gel hidroalcohólico antes, durante y después de la compra; que si comprar lo necesario, nada de comprar cosas que no sean de primera necesidad; que si ser responsable y coger solo lo que se vaya a usar, sobretodo cuando se trata de cosas que pueden llegar a escasear...
Día en el que lleno el carro de la compra para no tener que volver a salir en al menos diez días. Diez días que se me antojan largos y que ni mucho menos van a ser suficientes para que lleguemos al pico de contagios en España. Miles de infectados, miles de muertes... una curva de contagio que está ya por delante de las de China e Italia, teniendo en cuenta los días desde el primer contagio detectado.
No es suficiente lo que se está haciendo, no es suficiente que no se deba salir... si queremos acabar con esto es necesario que ese deber sea una obligación. No vale salir con la excusa del perro y andar dos o tres kilómetros... un perro necesita calle, diez o quince metros es más que suficiente. Todos estamos agobiados, todos estamos saturados, todos necesitamos aire fresco, libertad; pero no todos lo llegamos a entender. Hoy más que nunca...
