Nuevo concurso: El árbol que camina

^{Imagen hecha en canva, fotografía propia}

El sol estaba en su punto más elevado cuando Africa ascendió los peldaños de las escaleras de la que ahora sería su hogar, era una mansión hermosa, rodeada de arboles, jardines exuberantes y rosales y a saber que otras especies de flores, parecía que le daban un cuidado especial. Los sirvientes llevaron sus cosas dentro, ella iba detrás, al parecer su prometido estaba tan ocupado que no había podido ir por ella, prefirió hacer el viaje sola, sin ningún miembro de su familia, así sería más fácil el adaptarse, después de todo su padrastro orquesto esta unión pensando que era lo mejor, para el y sus hermanas.

-Bienvenida señorita, sus cosas están en su habitación, si desea algo puede pedírmelo, soy Raquel, el ama de llaves. El señor la espera en la biblioteca.

-Gracias señora Raquel, muy considera, si me indica el camino, las seguiré.
Camino por un pasillo largo, pudo observar los cuadros, el arte presente en cada espacio.
-Es acá, le dijo, hizo una reverencia y se marcho.

África entro a la habitación, era enorme, con libros ordenados por doquier, mesa larga en medio y más allá cerca de los ventanales estaba el, recordaba muy bien su apariencia, la había deslumbrado.

-Bienvenida a tu casa África. El se acerco con un libro en la mano.
-Gracias su excelencia.
-Puedes llamarme Jeremy. Puedes conocer mejor el lugar, si gustas podemos hacerlo juntos y así te familiarizas.
-Muy gentil de tu parte, claro que si. ¿Sobre que lees?
-Sobre la dualidad, es interesante su definición, el bien y el mal, ambas opuestas, un poco aburrido la verdad. A lo que íbamos. Hizo un gesto para que saliera de la biblioteca y ambos caminaron por el pasillo.
Estuvieron rato charlando, Jeremy explicaba cada aposento de la casa, la distribución, le presento parte del personal, no había más nadie viviendo allí salvo ellos, era extraño.

-Los jardines son inmensos, tendríamos que empezar desde la mañana para conocerlos en su totalidad. Ambos callados, solo para lo necesario se dirijan al otro.
Llegaron a un árbol enorme, eran varios, parecían palmeras y extendían su sombra por todo el lugar en conjunto, cerca de uno de ellos había un rosal que parecía acariciar el tronco del mismo, eran hermosas rosas blancas, en forma de arbustos, tenían un brillo muy particular, casi irreal.
-Es hermoso este lugar, debe ser tu favorito.
Jeremy estaba más serio de lo normal y solo la observo.
-Es como todo, estoy acostumbrado, salvo que aquí era el lugar favorito de mi esposa y decidí en su memoria colocar sus cenizas donde pudiera seguir floreciendo, ella amaba estos jardines casi tanto como tu.
Africa pudo denotar más allá una pequeña estatua con una reseña:
A leah con amor

-Debo irme África, ¿te quedaras aquí?
-Sé que este lugar simboliza algo triste para ti, espero poder hacerte feliz, nuestros caminos se cruzaron por una razón.
-Tu padrastro en realidad forjo el destino África, y ahora estás aquí, con alguien a quien apenas conoces, queriendo compartir una vida juntos, queriendo sentir esa pasión a flor de piel y así será, di mi palabra y lo cumpliré.
-¿Solo por ello?
-Por ahora me basta. Miro a su derecha y se marcho.

África quedo pensativa y deseando que el pudiera sanar, quizás así su relación pudiera ser más sencilla.
-Dime como lo ayudo, dijo en voz alta. Toco una rosa y escucho claramente.
Ten paciencia, solo tu puedes salvarlo, confió en ti
Parpadeo varias veces y una brisa movió su cabello, mientras subió su mirada al cielo y sonrió.
-Gracias Leah.