Desde mi experiencia como madre y educadora, puedo decirles que educamos a los niños para triunfar, y no es que esto esté mal, para nada..., pero más allá del éxito debemos educarlos para la vida. Muchos padres caen en el error de meter a los hijos en unas burbujas, y como madre se que queremos lo mejor para ellos, los protegemos a costa de todo, pero la vida está llena de altibajos y una de nuestras responsabilidades es prepararlos para que afronten las vicisitudes de la vida. Sería conveniente entonces:

• Propiciar situaciones en las que los niños no siempre ganen.

• Propiciar situaciones en las que comprendan que también otros pueden ganar.

• Mostremos lo maravilloso que es compartir, ayudar a otros y dejarse ayudar.

La idea es que no sea tan complicado para ellos aceptar el triunfo del otro o el fracaso de ellos, por supuesto con sutileza, de modo de evitar causarles estrés, inseguridad, aislamiento o alteraciones en su comportamiento.

"Los niños que no consiguen desarrollar una felicidad interior permanente, es porque sus necesidades no han sido debidamente satisfechas..." Extraído del texto padres perfectos hijos perfectos Pieper y Pieper (2012).

La invitación entonces, es a reforzar en los niños su personalidad, generando situaciones que eleven su autoestima, mostrando que la frustración es parte de la vida, pero no es el fin de esta, que todo tiene solución y que a cada mal día, siempre le espera un nuevo amanecer.