Soy un ser egoísta que cayó a lo más bajo del ser humano. Ya no me reconozco, no soy lo que era.

En la desesperación de vivir mis últimos días lamentando haber dejado escapar la belleza que me caracterizaba me vi en pensamientos oscuros. A través de mi sangre fluía escarchas. Mi personalidad comenzó a volverse fría y pesimista.

Liderar la oscuridad a cambio de vitalidad

La edad me había permitido aprender muchas cosas de las cuales una de ellas era el ser profesora de disciplinas artísticas. A través de bocetos, pinturas, cuadros se transmitía distintos sentimientos y emociones. Tenía muchos estudiantes que tenían la intención de adquirir los conocimientos para ser grandes artistas y pensé "¿Será que pueda despertar la fortaleza de la oscuridad que recida en el interior de sus almas?"

Necesitaba reclutar seres que representen al inframundo. El poder me haría nutrir de vitalidad a través del mal. Yo ya estaba siendo parte del mismo.

Con tan solo unos cuantos meses de mensajes oscuros a través de mis pinturas y un poco de esfuerzo en darle un sentido de admiración a la historia detrás de ellas logré la total manipulación de sus mentes. Mi operación para reclutar representantes de la oscuridad había funcionado. El paso siguiente era llevarlo a cabo en una idea retorcida que no tendría vuelta atrás. El derramamiento de sangre iba a ser la nueva tinta de nuestro arte pero también la saciedad del reino oscuro. La templanza se contraponía con poderosas energías.

Pintura en exposición de una estudiante

Nuevas ideas me surgieron y entonces comencé a idear una forma de acercarme a lo que quería. Esos pensamientos oscuros pretendí contemplarlos en una multitud. Liderar era mi renacer.

Una noche en el desvelo de los tantos que suelen ocurrirme pensé donde hacer las prácticas. Debajo de la parroquia había un subsuelo algo deteriorado pero con suficiente espacio como para varias personas. Pude acceder a él y derivé a mis estudiantes a una serie de clases extra de las cuáles propuse un acuerdo de consentimiento. Casi la totalidad había aceptado y unos pocos quedaron en una respuesta. Tarde o temprano estarían bajo mi poder.

Las siguientes prácticas eran sobre arte que representaba ángeles caídos de alas negras. Nuestras obras iban siendo muy exitosas. Algunas de ellas las poníamos en exhibición. Con el tiempo los que estaban en dudas comenzaron a unirse a nosotros y a través de bromas sobre una hermandad fuimos llevándolo a una seriedad tangible. Estábamos entendiéndonos y nos considerábamos una familia.

El principio de formación de una hermandad

Con nuestras exhibiciones se acercaron muchas personas curiosas sobre el tema. Entre ellas una mujer que practicaba amarres, conjuros y demás. Si lograba su unión y fidelidad mis deseos de rejuvenecer estarían a un paso de lograrse.

Dejé que ella se encargue de dar una introducción en una de las tantas categorías de lo que ella conocía sobre la oscuridad del encantamiento. Lo llamaría »Introducción a los hechizos, conjuros y pactos del mal«. Generó mucha inquietud pero también un sentimiento de poder sobre los demás. Sin previo aviso estábamos a pasos de las puertas del mismísimo infierno. Sin dudas nos convertíamos en una hermandad.

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