“—Es cierto, es bonita, tiene una vista espectacular y es grande. Hacemos muchas cenas, es una casa perfecta, siempre llena de gente. Y, sin embargo, yo me siento sola y sobre todo no soy feliz. Cuando no eres feliz incluso casas mucho más bonitas que ésta pueden parecerte feas; lo entiendes, ¿verdad, mamá?” Moccia, F.,(2017). Tres veces tú. Editorial Planeta.

En esta parte de la historia se quiere constatar que definitivamente el dinero no compra la felicidad. Babi se caso con el chico que le agradaba a sus padres y, de todas formas, ella no está feliz, solo sus padres. De nada sirve tener relaciones forzosas, nuestras relaciones no son para satisfacer a otros, nuestras relaciones deben hacernos felices a nosotros mismos, no podemos crear una ficción de amor porque más temprano que tarde nos auto destruye, nos parte el alma en un trillón de pedazos.

Desde que empezamos a tener uso de razón, es decir, desde muy pequeños, observamos cómo en el entorno social muchos se preocupan por complacer a otros y no por ser felices ellos mismos. Vemos como muchos buscan estar a la moda para ser aceptados en un grupo social, adoptar un determinado léxico, una determinada cultura, incluso tener la pareja que le agrada a los demás, pero no se permiten ser ellos mismos, no se permiten ser felices, son viven de apariencias, no son lo que realmente son.

En el texto citado, tenemos un ejemplo clásico de la sociedad, un ejemplo común sobretodo en familias de alto nivel económico que buscan que sus hijos tengan relaciones por conveniencia, por estatus, por apariencias, por el qué dirán o simplemente buscan la relación que mejor imagen proyecte. Esta modalidad de vida solo causa un daño colectivo, un daño a los hijos sobre los cuales recaen este tipo de presiones porque no son felices, viven en una constante presión del entorno y se auto consumen en tristeza, sufrimiento y dolor; también sufren los que ejercen la presión cuando ven que llega un momento en el que esa granada engendrada explota en sus caras, cuando ven que eso que quisieron crear por la fuerza, se destruye, la apariencia se esfuma, es como si una máscara fuera destruida.

Hagan lo que su corazón les dicte, hagan lo que su intuición les inspire a hacer, déjense llevar por las señales del alma, porque siempre, dentro de nosotros mismos está la clave para ser felices, para saber cuando tenemos en frente a nuestro verdadero amor, a una persona pura, real, genuina, de sentimientos sinceros, con la intención de vivir una vida a nuestro lado. No caigamos en los patrones sociales que desde muy pequeños la sociedad nos inyecta, no caigamos en ficciones o apariencias, debemos ser nosotros, vivir y dejar vivir.