Plin, plin, plin… era el sonido que se producía cada vez que el condenado golpeaba su taza de peltre contra los barrotes de la celda. Mientras lo hacía, de su boca salía una sola frase, una sola oración – Sáquenme de aquí, soy inocente –

Esa acción la repetía desde hace bastante tiempo. Pero lo que comenzó con firmeza, mostrando un gran ímpetu se fue disminuyendo hasta solo quedar movimientos y gritos que denotaban cansancio, una gran fatiga.

De la celda contigua que solo la separaba unas largas barras de acero, una voz lo llamo a la tranquilidad – Te aconsejo que no gastes tus fuerzas en lo que haces. Ya estas sentenciado, así que mi consejo es que asumas que no saldrás de aquí, por más que grites lo que gritas. –

Aquel reo, al escuchar las palabras de su vecino, simplemente cayo de rodillas al piso sollozando levemente. Al cabo de unos instantes limpio las lágrimas de sus ojos y giro su mirada hacia su interlocutor.

El hombre se encontraba se encontraba sentado frente a una mesa de madera disfrutando de una muy suculenta cena. Las protestas de su vecino no habían hecho disminuir el disfrute que aquella comida.

Degustaba cada bocado que llevaba a su boca, después de cada uno de ellos, limpiaba la misma con aquella servilleta de tela para luego tomar un sorbo de aquella bebida oscura que contenía aquel vaso de plástico.

Quien se había estado quejando de la injusticia de la vida, al ver aquella escena frente a sus ojos, se pudo de pie y se acercó a los barrotes. – Que cómodo es decir eso mientras disfrutas una excelente comida. – Comento con tono bastante molesto.

– ¿Por qué estás aquí? Pregunto aquel extraño antes de ingerir otro sorbo del líquido oscuro. El hombre cerca de las barras de acero quedo sorprendido por la tranquilidad de su vecino.

Quedo en silencio por unos instantes y recordando la travesía que vida, su cuerpo volvió a tomar energía y respondió apresuradamente – Robe unos panes y algo de queso y leche de una panadería –

Sin cambia de actitud el hombre de la flamante cena volvió a preguntar – ¿Y por qué lo hiciste? – De manera apresurada el vecino respondió – Tengo hijos ¿Sabes? Ellos tienen hambre y yo no tengo como darles de comer. –

El hombre se separó de las barras de acero de manera brusca y agitando los brazos y con tono molesto continuo con su relato – No tengo trabajo, no puedo producir dinero para alimentar a mi familia. Así que solo fui a la pandemia, pedí pan, algo de relleno y una leche y cuando me lo entregaron salí corriendo. –

– ¿Qué tan malo es tratar de alimentar a mi familia? ¿Acaso la panadería va a quebrar por unos cuantos panes, un pedazo de queso y algo de leche? Ellos tienen mucho, solo tome un poco para alimentar a mis hijos. –

El hombre que disfrutaba su suculenta cena no cambio de actitud, Termino la misma, cruzo los cubiertos en el plato vacío y tomo el ultimo sorbo de aquel liquido oscuro, limpio su boca para luego giraba su cuerpo hacia donde se encontraba su vecino.

– ¿Y crees que tu situación personal justifica lo que hiciste? – comento de manera tranquila aquel ser satisfecho con la comida. El vecino dejo de quejarse bruscamente. No entendía las palabras que aquel hombre pronunciaba.

Incrédulo, se mostraba sorprendido. Su cuerpo reflejaba ese estado y sin poder dar crédito a lo que escuchaba simplemente se sentó en la cama que se encontraba en su celda.

Estando sentando, endoso una leve sonrisa y con gran ironía pregunto – A ver hombre listo, ¿Qué estabas cenando?, si se pude saber. – Sentado en su silla al lado de la mesa de madera, aquel ser sonrió un poco, movió su brazo derecho hacia la botella de plástico en la mesa tomándola y sirviéndose un poco más de aquel liquido oscuro.

– Un delicioso asado en salsa negra acompañado de un suculento puré de papas y una rica ensalada de coliflor, zanahoria y brócoli gratinado con salsa bechamel, unos plátanos maduros caramelizados y este grandioso vino tinto casillero del diablo. –

Con gesto de bastante asombro, quien se quejaba de su mala fortuna se levantó lentamente de la cama caminando con pasos lentos hacia las barras de acero que lo separaba de aquel ser haciendo gestos burlones de la situación que se presentaba.

– ¿Y qué ha hecho su eminencia para merecer semejante manjar acompañado con suculenta bebida? – pregunto con tono burlesco mostrando asombro aquel ser que no podía creer lo que está experimentando.

– Mi último deseo, mi última cena. Eso fue lo que acabo de disfrutar. – Respondió con voz suave y tono tranquilo mientras colocaba de nuevo el vaso vacío del líquido oscuro sobre la mesa luego de beber el ultimo sorbo. –

La respuesta hizo desorbitar los ojos de quien preguntaba. Sus sentimientos están confundidos, no sabía que sentir en ese omento. Sorpresa, angustia, tristeza. Quedo allí mudo, inerte, mientras veía a su vecino.

CONTINUARA…

¡Saludos!... Un cordial saludos a todos los miembros de la comunidad #WorldOfXpilar y al resto de la gran familia #Steemit.

Acá estoy para participar en el concurso "UNA IMAGEN, UNA HISTORIA", que organiza @franyeligonzalez en esta comunidad.

A muchos le debe extrañar que esta historia elaborada para participar en el concurso, este dividida en dos partes. A pesar de buscar la manera de resumir la misma para no romper la regla de las mil palabras como máximo, no logre hacerlo.

Así que no se si este hecho haga que sea válida mi participación. Igual pronto publicare la segunda parte, que claro está, no estará incluida en el concurso, pero dará conclusión a esta historia.

Hasta aquí esta publicación. Espero que la misma sea del agrado de ustedes. Me gustaría extender una invitación a @emy.pets05, @ripon0630, @cmp2020, @neelofar y a @bloomaria para que se unan a esta iniciativa.

Emoji creado en Bitmoji. Diagramación de mi autoría

Si quieres conocerme un poco más visita mi publicación de presentación en Steem atreves de este enlace