Daily report: ¡¿Quién rayos...?!
Aquí volví. Esta vez con un objetivo claro: quejarme abiertamente de las cortinas de baño. ¿Quién rayos pensó que un pedazo de tela, lona, plástico o lo que sea colgando al rededor de la ducha era una buena idea?
Según este blog, las cortinas —en general— tomaron auge desde la época del Renacimiento; inicialmente, tenían un supuesto fin práctico para aislar al ser humano de su entorno, pero por la capacidad del ser humano para inventarse cada día una cosa más absurda que la anterior, comenzaron a formar parte de la decoración del hogar.
En las salas de estar, las habitaciones, la cocina o cualquier espacio donde se vea una ventana es natural encontrar este retazo de tela colgando. Pero el colmo fue cuando tomaron la decisión de dividir las áreas de una sala de baño ¡con cortinas! Un baño sin separaciones no es cómodo; al ducharse, todo el suelo queda cubierto de agua, desde la regadera hasta el espacio del sanitario y del lavabo. No obstante, ¿tan complicado fue pensar en parabanes, puertas acrílicas, mamparas corredizas o algo similar?
Tengo cerca de dos meses viviendo en un sitio bastante diferente a mi casa, mi hogar... Desde que cambié de país muchas han sido las cosas de las que me podría quejar. Pero no. Esta niña caprichosa escogió quejarse de las cortinas de los baños. Pero ¡entiendanme!, me molesta ver la tela, me incomoda que —por el escaso espacio que hay en la pequeña ducha donde me tengo que bañar, (espacio del que no me quejo en lo absoluto, porque no hace falta una ducha de 3mts x 3mts)— ese trasto colgante haga contacto conmigo. Entre las bacterias que acumula, lo frío que se pone el material y lo poco tolerante que soy yo con las cosas que no me gustan, me DESESPERA.
Y aunque se pongan creativos e inventen cortinas que permitan seguir utilizando el celular o la tablet mientras uno se baña, yo seguiré quejándome de las cosas que no me gustan.
Por ahora, hasta aquí llegué con mi tarea de hoy. Espero que algún día se me ocurra escribir algo productivo, pero es que me acabo de bañar y... ¡aahhhhh, quiero arrancar esa cortina!
