En un mediodía de otoño, cuando el calor más apretaba, el granjero descansaba debajo de su plantación de uvas, se imaginó esos hermosos racimos de uvas ya convertidos en la botella que lo acompañaba. .

El hombre se vanagloriaba de la gran cosecha que estaba teniendo y se fue quedando dormido.

Los racimos de uva, esperaban que se durmiera para poder conversar a sus anchas.

Las uvas del lado norte, sentían mucha envidia de las del lado sur, porque recibían más agua y más atención del granjero.

Y todas ellas no tenían idea de cuál era su destino final. Lo averiguaron en una ocasión cuando el hijo del granjero trajo un libro y allí en sus páginas estaban su destino final. Ser aplastadas por los pies de los humanos y su sangre vertida en barriles hasta envejecer. Para luego ser envasadas en finas botellas de cristal que acompañarían en celebraciones a los humanos.

Las uvas no lograban ponerse de acuerdo a donde huirían, si lograban bajar de sus ramas, mientras decidían, llego el tiempo de la cosecha. Y como lo habían visto en los libros, las uvas del norte fueron exprimidas hasta sacar su última gota y las uvas del sur fueron convertidas en comida, bocado a bocado por el hombre.

Mientras tanto cada mediodía el granjero tomaba su siesta a los pies del viñedo.

Fuente imagen Arte realizado por: @mariu.espinoza

Esta publicación corresponde a mi entrada al concurso de nanonarrativa (Semana 15) convocado por @acropolis. Si deseas participar no dejes de visitar el siguiente link allí encontrarás toda la información requerida.

El relato de esta semana debe ser una Fábula donde el personaje principal debe ser una fruta. Debe tener un mínimo de 150 palabras y un máximo de 300 y no ser escrito en poesía. No necesita escribir la moraleja al final