¿Destino o Casualidad? Parte 1

-Desde muy pequeña creía muchísimo en las casualidades, al crecer todo lo asimilaba como "por casualidad", siempre pensé que era sólo eso, un punto en el que dos ambientes, personas o situaciones coincidían.
-A medida que iba creciendo seguía totalmente convencida de que todo pasaba por casualidad, que no tenía explicación, que sólo pasaba porque sí.
-Hace mucho me apasionaba la literatura, se me hace bastante simple expresarme a través de escritos, luego de un momento a otro dejó de interesarme, y empezé a actuar como quería que los demás me conocieran, como si fuera una persona desinteresada, por ende dejé a un lado una de mis pasiones.
-Hasta que lo conocí a él, digamosle "él" porque ponerle cualquier otro nombre me desviaría por completo de su esencia, él fue a principio sólo una persona más, con quién hablaba ocasionalmente de temas que solían hablar los amigos, nada importante. -Poco a poco se fueron abriendo esos temas de conversación. Él era una persona muy cerrada, siempre se guardaba algo, un comentarios, una molestia, un gusto... Ese misterio me atrapó, inclusive me llamó la atención, su manera de expresarse era muy diferente a todo lo que había conocido.
-Con cada tema de conversación que se iniciaba se comunicaba un poco más, lo que me llevaba a pensar que me estaba ganando su confianza.
-El es una persona muy dedicada a la escritura, me encantaba eso, es fanático de lo que a mí me gustaba pero había dejado porque pensé que a nadie le podía interesar tanto. Seguía pensando en las casualidades.
-En poco tiempo significó mucho para mí, se convirtió en la persona que me entendía, me escuchaba, no se aburría conmigo y eso era algo que nunca me había pasado. Su forma de expresarse era sumamente única, sus consejos eran inigualables, su pensamiento era un misterio, tiene una voz que aún tanto tiempo después me encanta escuchar, su capacidad de entender es totalmente admirable, en fin, podía hacer una escrito dedicado a su personalidad pero seguramente no me alcanzarían las palabras para describirlo, y aunque pudiera hacerlo me faltaría mucho por decir.
-Por esas "casualidades" de la vida en las que yo tanto creía, muchas veces se cruzaron personas en nuestro camino, además de obstáculos no visibles para nosotros pero aún presentes, por cada tropezón, nos alejábamos uno del otro, pero por alguna razón siempre volvíamos a lo que nos sentíamos seguros, a nosotros, luego de tanto ya me estaba dando cuenta de que muchas veces habíamos tomado direcciones diferentes, no recordamos que el mundo es redondo y que al final volveríamos a encontrarnos, sin embargo aún me decía a mí misma "cuánta casualidad".
-Un día estaba conversando con él, diciéndole que quería verlo, que me moría por compartir con el, verlo directo a los ojos, sentir esa seguridad que me brindaba a través de la pantalla mirándolo a los ojos, pero el destino nos jugaba en contra todo el tiempo, lo que hacía que no pudiéramos si quiera vernos por los obstáculos que la vida nos puso.
-Un 24 de diciembre luego de las 12:00pm me invitaron a una reunión, no tuve siquiera oportunidad de desearle una "Feliz Navidad", llegué al lugar de la fiesta y un momento después se baja de un carro, era él, ese chico que tenía tantas ganas de abrazar, de mirar, llegó a ese lugar, en ese momento, él sin saberlo me hizo entender lo que era una "causalidad" o quizás el "destino".
-Fue la noche más larga de mi vida. Yo sólo quería que llegara el momento en que pudiera abrazarlo y plasmarle en un beso lo que sentía al verlo.

• A medida que pasaba la noche hablamos de a ratos, me veía fijamente a los ojos y ¡DIOS! La suma de su voz que tanto escuchaba por esos audios que me encantaban, su forma de pensar plasmada con cada palabra típica de su vocabulario que tan sólo de su boca podían escucharse tan perfectas, y su mirada tan penetrante me volvía totalmente loca, aún no puedo entender cómo me contuve. Mi cabeza era un mar de ideas, sólo quería sentirlo, quería tenerlo, quería besarlo, demostrarle lo que tanto tenía por dentro.
  4:30 am de ese día
  Fué en ese momento que quizás pudo darse cuenta de mis ansias de estar con él. Se colocó frente a mi, me vio fijamente a los ojos, me planto un sutil beso en la comisura del labio y me abrazó, Dios, ¿Cómo tenía este chico la capacidad de acelerarme tanto el corazón? ¿Cómo podía intimidarme tanto al verme? ¿Por qué me sentía tan segura resguardada en su abrazo? Mi cabeza pasó de ser un mar de ideas, a un mar de preguntas.
  -Me invitó a caminar con él, y eran muchas las personitas que estaban en mi cabeza saltando de felicidad, y a mi se me aceleraba el corazón cada vez más. Mientras nos alejábamos de los invitados de la fiesta estábamos conversando, entre sonrisa y sonrisa, me besó, AL FIN ME BESÓ.
  -¡DIOS BENDIJO ESE BESO! Nunca me había sentido tan deseada por alguien, cada mordida, cada jugueteo con la lengua, me sentía suya, su boca estaba dominando a la mía, y qué bien se sentía...

... Allí estábamos, plasmando en un beso todo lo que nos deseábamos, fue incluso mejor de lo que me imaginé, él tenía una habilidad para dominarme que logró hasta que me temblaran las piernas y se me pusiera la piel de gallina. Lo deseaba, allí mismo. Sus manos también ayudaban con esa sensación, aunque sólo me las pusiera sobre mi cara al principio sentía el calor de esas manos, el calor de una persona que tanto quiero, por fin estaba junto a él, después de tanto..