Tú historia desde mis pensamientos.

Con la mirada fija al horizonte, a orillas de un acantilado reaccione con lágrimas que corrían por mi rostro. Comprendí que fui parte de tu historia, y que pude haber hecho más por ti.

Semanas antes.

Eras una chica solitaria, típica de una adolescente con pocos amigos. Recién llegada a la ciudad, lugar donde tus padres querían comenzar de nuevo, con nuevos empleos, nuevos vecinos, etc.

Nos conocimos en la clase de química, el profesor escogió los miembros de un grupo para una exposición y ahí estabas tú., en mi grupo, dos personas rompiendo el hielo con un ¡Hola!, dispuestos a trabajar en conjunto para hacer un buen trabajo.

Eras muy amable, una dulce voz, amistosa y muy cariñosa. Pero detrás de ti había un pasado, algo que te marcaba sin tu sentirlo, algo de lo que no podías dejar de pensar.

Venias de un colegio donde no tenías amigos, y que cuando te disponías a crear algún lazo de amistad con alguien, esas personas abusaban de tu confianza, te dejaban expuesta ante cualquier situación, decían cosas de ti, te difamaban, eras protagonista de un terror que solo tú conocías.

Conforme paso el tiempo hicimos un buen grupo, comenzaste a llamar mi atención al verte tan delicada, dispuesta a ayudar, eras muy amable y cariñosa conmigo, comencé a sentir atracción por ti.

Pero los problemas de tu pasado te perseguían, hasta en el nuevo colegio, algunas personas con las que creías que podías hacer algún tipo de amistad, terminaban decepcionandote.

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Fuiste víctima de muchos atropellos de personas sin escrúpulos, fuiste la protagonista de historias inventadas por tus supuestos amigos, tuviste la desgracia de presenciar el acto de abuso hacia alguien cercano a ti, y también fuiste abusada de la forma más cruel que se podía imaginar.

Muchas veces pediste ayuda, pero sentías que nadie te escuchaba, a nadie le importa, te sentías sola y sin nadie que te diera un abrazo y te ayudará a sobrellevar esa situación.

Compartimos mucho tiempo juntos y no pude notarlo, mis sentimientos por ti crecían y yo no notaba lo que sucedía a tu alrededor, lo que tu alma gritaba.

Llego el día de la presentación y tú no llegaste. No podía creerlo, habíamos trabajado bastante en ello que no entendía por qué no estabas en el salón de clases.

Entro el director, hablo a solas con el profesor y recibimos la triste noticia, te habías suicidado, te encontraron en una bañera con las venas cortadas.. Suicidio voluntario.

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No lo podía creer, como podías haber hecho eso. Estaba confuso, mis sentimientos hacia ti, no sabía qué hacer.. Solo pensaba: ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué no hablaste?

Recuerdo que caminé sin rumbo, lo único que tenía en la mente era tu cara, tu sonrisa…

Mi camino sin rumbo llego a un acantilado, y ahí me encontraba, con la mirada fija al horizonte, recordé tanto tiempo juntos, que me detuve en uno de esos momentos en mi mente, y te abrace, te pude decir todo lo que sentía por ti, te hice saber lo importante que eras, y que nada de lo que te hizo daño en el pasado volvería a pasar, creamos un futuro juntos donde éramos felices.. Sin nada de juzgar ni avergonzarnos.

Con lágrimas en tus ojos y tus venas derramando la sangre de tu cuerpo me dijiste con voz temblorosa pero muy culposa: ¡por qué no me dijiste todo eso cuando aún estaba viva, cuando podías ser ese rayo de luz en mi vida!

Entonces reaccione con la mirada fija al horizonte, a orillas de un acantilado, con lágrimas que corrían por mi rostro.

Comprendí que fui parte de tu historia, y que pude haber hecho más por ti.