In a green, sunny corner of the zoo lived a little marmoset named Tico. He was the most mischievous of his family and, despite his tiny size, had unstoppable energy. He spent his days jumping from branch to branch, watching the visitors with his large, curious eyes and planning new pranks.

One day, while the keepers were cleaning his habitat, Tico saw a golden opportunity: a basket of freshly picked fruit was on a table, just within reach of a well-timed leap. With his characteristic speed, he leaped and landed on the table, grabbing a juicy banana before anyone could react.

The visitors laughed at the little monkey's cleverness, and the keepers, although surprised, decided to let him enjoy his prize. From that day on, Tico became a zoo favorite, famous for his antics and playful spirit.

En un rincón verde y soleado del zoológico, vivía un pequeño mono tití llamado Tico. Era el más travieso de su familia y, a pesar de su tamaño diminuto, tenía una energía imparable. Pasaba sus días saltando de rama en rama, observando a los visitantes con sus grandes ojos curiosos y planeando nuevas travesuras.

Un día, mientras los cuidadores limpiaban su hábitat, Tico vio una oportunidad dorada: una cesta con frutas recién cortadas estaba sobre una mesa, justo al alcance de un salto bien calculado. Con su velocidad característica, dio un brinco y aterrizó sobre la mesa, agarrando una jugosa banana antes de que alguien pudiera reaccionar.

Los visitantes rieron al ver la astucia del pequeño mono, y los cuidadores, aunque sorprendidos, decidieron dejarle disfrutar su premio. Desde aquel día, Tico se convirtió en el favorito del zoológico, famoso por sus travesuras y su espíritu juguetón.