Cumaná, el sol que permanece en mí toda la vida
Cumaná, el sol que permanece en mí toda la vida
Cumaná, hoy salgo de fiesta a pasear por ti
a mostrar tus calles de navegantes espejismos
a desdoblar las puertas de las casas
a ventilar tus ventanas, tus techos de palma
Desde todos los siglos te canto
soy todos los hombres, todas las mujeres
que han probado la sal de tus riberas
soy todas las mujeres, todos los hombres
que han surgido de tu profundo vientre paria
Cumaná, ciudad grávida
ciudad mártir de falda azul,
santa con falda de blanca fe
madre mía, madre Cumaná, madre espuma
Cumaná es la costa festiva
de la primavera eterna que espera
en la floración de los árboles
en aquella gaviota alborotada
que aletea en la brisa del futuro
Cumaná queda en el confín
de cálidos abrazos en las plazas
en la esencia del café por las mañanas
con voz de madreperlas cantan sirenas
adornadas con orquídeas salvajes
en las calles cumanagotas
Ciudad que oscila entre el sismo y la elevación
esperando el amanecer de las aguas claras,
esparciendo yodo sobre las cenizas de las olas
donde nací muy viejo y donde pronto he de morir
tejiendo y destejiendo estrellas
con el salto gracioso de los delfines
Mayo es solo un mes de lluvias y flores
Cumaná es el sol que permanece en mí toda la vida
con su clima de pájaros fervientes
que elevan su tamborileo todo el año.