Esa seguridad se me cayó al suelo en el primer calabozo, esas mujeres eran muy crueles, durante ese día no me dejaron pensar en mi familia porque me ocupaban de más...
Lamerle los pies a la jefa de la celda fue lo primero que tuve que hacer para mantener un poco más a salvo mi integridad, eran los pies más feos que mis ojos hayan visto, hongos, mugre, uñas largas, pelos y verrugas es lo que más recuerdo.

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La segunda tarea fue quitarme la camisa que tanto abrigo me había dado la noche anterior, esa camisa la inundaron de creolina y la metieron a mi boca para mantenerla allí.

Perdí el conocimiento en cuestión de minutos, y gracias a Dios por perderlo, porque hubiese preferido morir que recordar todo lo que me hicieron en esa celda, estoy trastornada por los pocos recuerdos que hay en mi mente

Alguien me dijo que mientras yo dormía ellas abusaron en exceso de mí.

Al despertar, no tenía cabello, estaba completamente calva a trasquilones perdí la cabellera larga lisa y negra que había mantenido por tanto tiempo, la cabeza me sangraba, habían sellado mi cabeza como sellan al ganado, el dolor era imprégnate, salía sangre de mi ojo izquierdo, ya no estaba en su lugar, estaba en el Martini que se bebía la jefa del lugar, en mi boca no habían dientes, los sacaron todos y uno por uno, había en mi cuello una quemadura generada por la fricción de la cuerda al rosarlo por algún tiempo, no tenía pezones, parecía que los arrancaron con un fúrico mordisco, el mismo sello que tenía en el cráneo estaba repetido en mi abdomen y espalda, ahora yo le pertenecía, estaba sellada con su nombre "la gran jefa".
Al seguirme mirando observe sangre salir y derramarse por mis piernas, pero esta sangre no venía de arriba y todo el daño que me habían hecho, esta salía de mi útero, habían introducido en mi virginidad un tubo del ancho necesario pero del largo exagerado con todo el odio que tenían sus corazones no solo hasta el fondo de mi cavidad vaginal, sino pasaron los limites desgarrando todo mi vientre y llegando hasta la zona intestinal, con el mismo tubo ensangrentado y con el mismo odio del infierno partieron mis rodillas a golpes y de mis pies arrancaron todas las uñas...

No sabía de donde provenía más dolor, estaba revolcándome en mi sangre, en mis desechos sólidos y líquidos y en las pocas lagrimas que me quedaban.

Según la testigo del asqueroso acto, todo ocurrió en 1 hora. Ella estuvo siempre frente a mí en la celda, siendo espectadora de lo que me sucedía, era lo peor que sus ojos habían podido ver jamás.

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Al cabo de esa hora llegaron las guardias encargadas de nosotras y me sacaron de allí como pudieron. Nunca había visto tanta sangre en mi vida, el dolor me hacía perder el conocimiento una y otra vez, recuerdo lucidamente que al abrir mis ojos fuera de la cárcel todo lo que había al rededor era muerte, destrucción, desolación, tristeza, signos de un lugar que no reviviría.

Al salir vi como mi vida pasaba frente a mis ojos, veía escenas de mi infancia y adolescencia, anhelaba estar con mis padres y mis amigas de quieres no sabía nada.

Luego de mi inconciencia nuevamente, vi que estaba en el hospital pero el intento de salvarme de los doctores fue nulo, mis signos vitales habían desaparecido, pero aun sentía el dolor, de mi ojo abierto salió una última lagrima, y toda la sangre mi cuerpo había abandonado.

¡¡El dolor desapareció!!

Podía escuchar a mí al rededor como si estuviera medio dormida, la guerra se había formado por la denuncia de la mama de sami a las autoridades, ella decía que su hija había sido secuestrada por alguien sin alma y corazón, y no solo su hija sino muchos niños más, esto causo confusión a las autoridades y a la población de modo que todos se atacaban contra todos y generaron ese gran desastre.

Si no hubiésemos salido antes de clase, si no se hubiese causado tanta confusión, desastre y escandalo...

No estaría donde estoy, no estuviera disfrutando de las caricias y cuidados de mis padres, ni jugando con mis amiguitas, aquí... en

"mi mente trastornada"

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