Creampie o Gokkun

Era una mañana soleada cuando Lya despertó, un tanto motivada debido a un sueño mojado que había tenido durante la madrugada. Se encontraba en casa y decidió llamar a Joey, pues se sentía demasiado solitaria. Él respondió que iría a su casa en cuanto se desocupara, mientras ella se preparaba para la gran revelación.

Desde hace muchos años, ella sentía una adicción hacia las corridas de un hombre sobre todo su cuerpo, le causaba gran morbo el estar llena completamente de semen, pero no sabia como decirle a su mejor amigo las fantasías tan sucias que pasaban por su mente.

Cuando él llego ella lo esperaba, abrió la puerta y se dejo ver con un hilo rojo pasión que dividía perfectamente sus hermosos atributos, mientras sus pechos erizados estaban al descubierto. Él apenado bajo la mirada, ella se acerco a su oreja y le dijo puedes ver todo lo que desees; acto seguido, una invitación a que pasara.
Él se sentó en el sofá mientras ella comenzó a explicarle el porque estaba ahí.

• Oye, anoche tuve un sueño muy loco, no se como decírtelo, pero...
• Puedes confiar en mi, interrumpió él.

Justo en ese momento ella se arrodillo en el suelo y le suplico con ansias: - ¡Deseo que me llenes completamente de leche!

Él sorprendido con lo que ella quiso decir, preguntó ingenuamente: - ¿Qué quieres decir con eso?. Ella sin decir ni una palabra comenzó a bajar su cremallera lentamente con sus dientes y mientras el suspiraba, ella metió su mano de forma sutil sacando su pene.

Entonces, comenzó la faena. Ella se lo metió en la boca y mientras lo chupaba el cerraba sus ojos y disfrutaba del placer que le estaba dando; esperando a que estuviera completamente duro, ella comenzó a masturbarlo y a escupir su pene mientras le decía: - ¿Donde quieres echarme la leche?, ¡Por qué la necesito ya!

Él estaba tan excitado, que no pudo decir nada porque ya estaba apunto de venirse y al terminar de decir eso, ella siguió frotándolo más rápido y comenzó a salpicar por su cara y sus pechos todo ese semen que ella tanto deseaba.

Él estremecido de placer la miro fijamente a los ojos y ella también lo hizo, cómplices de lo ocurrido. Fue cuando ella tomo la mano de él y la paso por todos sus pechos regando todo el semen que había caído encima, luego llevo la mano a su boca y comenzó a lamerla. Estaba fascinada, excitada por su sabor y sensación, así que comenzó a chupar lentamente cada uno de sus dedos. Cuando ya no quedaba ni una gota de leche en la mano de él, ella quito con tres de sus dedos la que había caído en su cara y los introdujo en su vagina diciéndole: - Ahora quiero que me la eches dentro.
Él para hacerla explotar, comenzó a masturbarla sin piedad, pues aquello que ella había hecho, lo encendió tanto que tenia ganas de llenarla de leche por todos lados.

Ella no paraba de gemir y gritar y es cuando él la penetra salvajemente. La tenia en cuatro y ella pedía que no parara hasta acabarle dentro. Él no aguanto demasiado, con todas las palabras sucias que le gritaba y agarrándola fuerte por el cabello le acabo dentro, complaciendo sus deseos.

Ella le dijo: - "Sacalo poco a poco porque no quiero desperdiciar ni una gota."
Él la complació y, cuando por fin estaba su pene afuera, fue cuando ella coloco su mano y comenzó a salir lentamente toda esa leche exquisita de su vagina. Ella llevo un poco a su boca, la trago lenta y sensualmente mientras lo miraba de forma sádica; y, saboreando sus labios, lo que quedaba en sus dedos lo uso para dilatar su ano, masajeandolo suave y en círculos. Minutos más tarde, ella metió los dedos dentro de su vagina, buscando restos de aquel elixir que la enloquecía, para luego meterlos dentro de su ano despacio y disfrutando de las sensaciones que le provocaba ahí dentro.

Él se deleitaba mirando cada momento porque había descubierto, sin decir ni una palabra, cual seria el próximo lugar donde la llenaría nuevamente de leche.