The Diary Game | Day of Events, Shopping, and Travel 08/17/2025 | El Juego del Diario | Día de Acontecimientos, Compras y Viajes 17/08/2025 |

The morning air still held a pleasant chill from my walk. The post-workout glow was quickly fading. Girya announced it was time for errands. Our destination: Dekto. A necessary trip for provisions. We informed Grandpa, our matriarch, of our plans.

Preparation commenced. Girya, ever the driver, went to retrieve the tempo. We finished gathering our essentials, then patiently awaited his return.

Our first stop was the City Super market. This establishment consistently earns our patronage. Their customer service is commendable. The pricing is always fair. We also appreciate the quality of their goods.

The task of stocking our pantry began. We started with basic necessities. Grandpa, having not shopped in some time, was remarkably focused. He systematically navigated the aisles. My own enthusiasm for this chore was noticeably absent. A wave of discomfort washed over me.

A deep sense of stress settled in. My abdomen ached. My hips felt a dull throb. Everything seemed to grate on my nerves. Girya, sensing my distress, attempted to lift my spirits. He made a series of attempts with his talking. My resolve remained firm. I was not in the mood for jests. I wanted the ordeal to end.

Yet, completion was inevitable. We finally finished selecting our items. The checkout line beckoned. Girya, with a thoughtful gesture, purchased a carton of berries for Grandpa. His enjoyment of these sweet fruits is profound. He also selected a bag of pistachios. My own stress left me with no desire for such treats.

From Super market, we traveled to Cantonment, Another round of shopping awaited us. Finally, thankfully, the journey home commenced. Daylight was beginning to wane. The pressing need to prepare lunch loomed. After unloading the groceries, I turned my attention to the kitchen.

Girya succumbed to a deep sleep. I, however, remained awake and restless. A baking project seemed like an ideal way to pass the time. However, Girya was adhering to a strict diet. Sweet concoctions were off the table. With that option removed, I pondered my next move.

Washing the accumulated dirty clothes presented itself as a necessary task. Despite the late hour, it needed to be done. Following that, a cleansing shower provided a brief respite. I settled in to relax. A mug of soothing chamomile tea, accompanied by a pain reliever, promised relief.

Grandpa emerged from his room. He prepared a pot of coffee. We shared a quiet moment, sipping the warm beverage. The ambient temperature prompted us to activate the fan. Girya awoke and soon joined our small gathering. He declined coffee, as it's not to his taste. His presence, however, was welcome. He simply engaged in conversation with us.

Later, I procured some fresh milkshake. It was intended for the cat, it turned out, shared my preference. He devoured the greens with evident pleasure, appearing thoroughly content. I continued to watch videos on my phone, intermittently petting my cat.

The time arrived to prepare dinner. My culinary creations for the evening were cheeseburgers, a hearty wheat flour arepa, and a side of fluffy scrambled eggs. Girya, understandably, was quite hungry. He lingered in the kitchen, a spectator to my efforts. My own appetite was somewhat diminished. Still, sustenance was required. After the meal, I took another shower before retiring to bed.

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Hola amigos,

El aire matutino aún conservaba un agradable frescor tras mi caminata. El brillo post-entrenamiento se desvanecía rápidamente. Girya anunció que era hora de hacer recados. Nuestro destino: Dekto. Un viaje necesario para abastecernos. Le informamos a nuestro abuelo, nuestra matriarca, de nuestros planes.

Comenzaron los preparativos. Girya, siempre al volante, fue a recuperar el ritmo. Terminamos de recoger lo esencial y esperamos pacientemente su regreso.

Nuestra primera parada fue el City Supermarket. Este establecimiento siempre se gana nuestra preferencia. Su servicio al cliente es admirable. Los precios siempre son justos. También apreciamos la calidad de sus productos.

Comenzó la tarea de abastecer nuestra despensa. Empezamos con los artículos básicos. Mi abuelo, que llevaba tiempo sin comprar, estaba notablemente concentrado. Recorrió los pasillos con gran precisión. Mi propio entusiasmo por esta tarea era notablemente ausente. Una oleada de incomodidad me invadió.

Una profunda sensación de estrés se apoderó de mí. Me dolía el abdomen. Sentía un latido sordo en las caderas. Todo parecía irritarme. Girya, percibiendo mi angustia, intentó animarme. Lo intentó varias veces con su voz. Mi determinación se mantuvo firme. No estaba de humor para bromas. Quería que la prueba terminara.

Sin embargo, la conclusión era inevitable. Finalmente terminamos de seleccionar nuestros artículos. La fila para pagar nos llamaba. Girya, con un gesto considerado, compró una caja de bayas para el abuelo. Disfruta profundamente de estas dulces frutas. También eligió una bolsa de pistachos. Mi propio estrés me quitó las ganas de tales delicias.

Del supermercado, viajamos a Cantonment. Nos esperaba otra ronda de compras. Por fin, afortunadamente, comenzamos el viaje de vuelta a casa. El día comenzaba a declinar. La urgente necesidad de preparar el almuerzo se cernía sobre mí. Después de descargar la compra, me concentré en la cocina.

Girya se sumió en un sueño profundo. Yo, sin embargo, permanecí despierto e inquieto. Un proyecto de repostería parecía la forma ideal de pasar el tiempo. Sin embargo, Girya seguía una dieta estricta. Los dulces estaban descartados. Con esa opción descartada, pensé en mi siguiente paso.

Lavar la ropa sucia acumulada se presentaba como una tarea necesaria. A pesar de la hora, tenía que hacerlo. Después de eso, una ducha refrescante me brindó un breve respiro. Me acomodé para relajarme. Una taza de té de manzanilla calmante, acompañada de un analgésico, me prometió alivio.

El abuelo salió de su habitación. Preparó una cafetera de café. Compartimos un momento de tranquilidad, saboreando la bebida caliente. La temperatura ambiente nos animó a encender el ventilador. Girya se despertó y pronto se unió a nuestra pequeña reunión. Rechazó el café, ya que no le gustaba. Sin embargo, su presencia fue bienvenida. Simplemente conversó con nosotros.

Más tarde, preparé una malteada recién hecha. Resultó que era para el gato, que compartía mi gusto. Devoró las verduras con evidente placer, luciendo completamente satisfecho. Seguí viendo videos en mi teléfono, acariciando a mi gato de vez en cuando.

Llegó la hora de preparar la cena. Mis creaciones culinarias para la noche fueron hamburguesas con queso, una abundante arepa de harina de trigo y una guarnición de esponjosos huevos revueltos. Girya, comprensiblemente, tenía mucha hambre. Se quedó en la cocina, observando mis esfuerzos. Yo también tenía un poco menos de apetito. Aun así, necesitaba algo de alimento. Después de comer, me di otra ducha antes de acostarme.

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