EMPEZAR A ESCRIBIR (REFLEXIÓN)

CUESTA mucho empezar a escribir, da miedo pensar en la posibilidad de quedarte pensando sin resultados.

Vamos a tratar un tema vital en nuestro camino como escritores, y no es otro que aquel punto de partida de nuestro camino. Antes de comenzar a analizar este asunto con más detalle, les quiero decir una breve reflexión: imaginen que nunca han escrito jamás, solo cuando te sentabas delante de tu profesor a anotar aquello que te indicaba, y ahora estas sentando al frente del ordenador o un papel en blanco y estás dispuesto a crear. ¿Qué crees que será más complejo de escribir: una novela, un relato corto, tu vida personal, momentos inefables? Piénsalo un momento.

¡Excelente! está claro que escribir cualquier relato es un arte, una novela conlleva complejidad mucho mayor, por no contar las sucesivas revisiones. Tu vida personal es difícil de expresar dependiendo de cómo te sientas al narrarla, y los momentos inefables son mágicos en la vida son esos pequeños pedazos de vida que te hacen vivir.

A donde quiero llegar es al hecho innegable de que se debe empezar la montaña por el granito de arena para ir complicando el asunto de forma progresiva, cada día un poco más. Esto también es un hecho constatable en el mundo de la literatura.

La razón de comenzar por un proyecto pequeño no es otra cosa de la que sobrellevar a los tres diablillos que son: procrastinación, bloqueo de creatividad, y frustración. Hablemos de ellos un poco a detalle.

La procrastinación: es algo muy vil, de dejar las cosas para otro momento. ¿Por qué? Bueno es uno de los problemas más comunes en el día a día de un emprendedor. Proviene del latín procastinare y por tanto, diremos que “pro” es adelante, y “crastinus” hace referencia al futuro. Se puede entender cómo, dejar para el futuro aquello que sabes que tienes que hacer en el presente. En otras palabras: es aquello que dejamos para después y después no queremos perdonar.

Bloqueo de creatividad: Supongo que a muchos les habrá pasado alguna vez quedarse en blanco a la hora de escribir; las ideas no aparecen y, las que lo hacen, nos parecen inservibles… Es entonces cuando entramos en ese círculo vicioso de no escribir por no tener ideas, y no tener ideas por no escribir. El tan temido bloqueo del escritor.
No tengas miedo a todos nos pasa, No te obsesiones con el problema. Cuanto más te agobies intentando encontrar ideas, mayor será el bloqueo. Deja de darle vueltas porque ¡no es tan grave! Has tenido ideas antes y volverás a tener ideas en el futuro. ¿Que estos días no tienes ninguna? Bueno, no pasa nada.

De hecho, te diré un secreto: en realidad sí que tienes ideas. Siempre. Tu cabeza está llena de ideas, lo que pasa es que hoy, por el motivo que sea, no aciertas a verlas o las deshechas enseguida pensando que son basura. El problema del bloqueo no está en tu imaginación, sino en otro lugar. En el siguiente punto veremos dónde localizarlo.
Frustración: por ultimo pero no menos importante la frustración ese diablillo en cual nos hace perder la cabeza. :c

¿Quién no se ha sentido frustrado? Al tener una buena idea, una buena propuesta de negocios, una meta fallida, intentar salir de tu país. Por algún momento has tenido esa sensación de euforia de querer dejarlo todo y rendirse. Bueno la frustración hace que quieras dejarlo todo pero tú tienes que seguir esforzándote para lograr eso que anhelas. Cuando el resultado esperado aún no llega. Si perseveras e insistes, alcanzarás el éxito, constancia.

Empezar es fácil, lo difícil es continuar y, más aún, llegar hasta el final. Si hubiera una biblioteca de obras inacabadas, sus estanterías podrían dar la vuelta al mundo. En ocasiones, esos trabajos están incompletos por decisión voluntaria del autor, o porque la muerte puso su punto final antes de que pudiera hacerlo la persona. Pero… ¡cuántas veces son la consecuencia de un comienzo en falso! Una frustración en negro sobre blanco.

Hay una cita muy buena de:
(José Saramago) que dice: antes de empezar a escribir, tengo que escuchar lo que suena en mi cabeza, porque si acabo una frase con todo sentido, pero a esa frase le faltan armonía y melodía, es que aún sigue incompleta.

Imagen del lapicero

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