El Pecado

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Tú llegaste así, de casualidad, de la nada como suelen pasar la cosa que no se planean.

Y buscaste en mí una amistad, irrumpiendo y rompiendo reglas donde sabias que no tenías un lugar.

Esa mirada maliciosa, esa sonrisa picara; y eso labios que me obligan a hacerme adicta a tu boca.

Fuiste enamorando cada unos de mis sentidos y sin date cuenta caíste también, en tu propia trampa; porque, aunque tú no lo quieras, te ibas a enamorar.

Cambiaste mi forma de pensar; desalojaste cada recuerdo que seguía alojado en mi memoria.

Acelere tus sentidos, tu comodidad; te llene de dudas.

Dudamos de la vida, de la casualidad, soñamos un amor que sabemos nunca va a pasa, por que ha llegado muy tarde a maréanos sin ninguna piedad.

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Confundiendo mi alma y confundiendo tu seguridad moviendo todo y destrozando mi soledad.

Fuiste amando cada segundo, de mi cielo sin final; amé también cada minuto tus oj
os profundos como el mar.

Centímetro a centímetro tuvimos a punto de besarnos, y así olvidándonos que existe el tiempo, los pecados o todo lo que estaba mal.

Besando y besando el cuerpo sin pena, pues tanto en tanto está bien pecar; porque si de amor se trata el castigo; que reciba un pecador es la felicidad.

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