Vivir en paz
La paz es algo de lo que todos hablan, muchos vociferan acerca de lograrla o vivirla, otros lo ven como si fuera imposible, pero la verdad es que si nos vamos a la biblia podemos vivir y estar en paz a pesar de que el ambiente o nuestra situación no sea la más adecuada.
La paz no es algo que podamos experimentar solo cuando no hay problemas, al contrario es cuando estamos en problemas cuando debemos demostrar que tenemos paz, pues la paz es algo que se lleva en el interior, en nuestro ser y nuestro corazón.
La biblia nos dice que Jesús dijo: La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
Nosotros podemos asirnos de estas palabras y aunque el mundo este derrumbándose a nuestro alrededor, sentir paz. Esa paz que solo Dios puede dar, que solo podemos encontrar en El.
La biblia también nos dice que procuremos estar en paz con todos cuando nos fuere posible, amados dejemos de en lado las rencillas y empecemos a vivir como Dios nos ha llamado, dejemos de querer tener siempre la razón, de buscar problemas innecesarios, de molestarnos por cualquier cosa, no permitamos que nuestras emociones se apoderen de nuestras actitudes.
Busquemos la paz, a Jesús, y sigámosle, esta es una forma de vivir a través de ella, de experimentarla y de transmitirla a los demás. Porque complicarnos con rencillas, con discusiones que no llevan a ningún lado, que más bien nos separan de las personas a nuestro alrededor, esas peleas que destruyen relaciones, familias.
Hay personas que parecieran especialistas en discusiones, en lugar de llegar a un lugar y ser de bendición, hacen lo contrario, incitan al odio, crean problemas y discusiones, sin los que generan malestar en los demás, y no se dejan usar por Dios para restaurar o para ayudar a resolver algún tipo de problema.
Nos seamos más parte de este grupo, pidamos a Dios sabiduría para convertirnos en agentes de cambio, para romper paradigmas, para dejar atrás todo tipo de maldiciones y permitirle a Dios que nos use como vasijas para El, que donde vayamos, podamos proyectar su amor, su bondad y misericordia.
Llenemos de amor y transmitamos esa paz de Dios a otros, dejemos que el Espíritu Santo de Dios fluya a través de nosotros siempre.