¿Charly, el poder es bueno o malo? - De la psiquis al poder y de allí a la corrupción

in #spanish7 years ago
Es de considerar a esta obra de Israel Centeno, como una muestra de la realidad, a pesar de su carácter ficcional, se encuentran presentes elementos que perfectamente se adecuan a el medio extraliterario, evitando así que en algún momento cuestionemos su descripción de la vida de los barrios; a lo que la novela Calletania (1991), de este caraqueño, se ajusta y se acerca a lo que se vive no solo en Venezuela, sino en muchas otros países. Asimismo es de considerar a la corrupción como un factor que le da una connotación negativa al poder, pues el poder por sí solo no es bueno ni malo, simplemente es utilizado de acuerdo con los intereses de quien lo ejerza.

Ahora bien, los partícipes en esta narración son seres que reflejan en mayor o menor grado turbaciones, esto debido a situaciones que marcaron en cierto modo su forma de vivir, pues somos el resultado de una construcción de experiencias, es decir aquellas vivencias que con el pasar de los años van formando la personalidad que tendremos en el futuro. Partiendo de esto se comprende que en gran medida la familia y la sociedad son pilares fundamentales en la formación del individuo, y si este llega a ser un integrante de la población que brinde acciones positivas o negativas dependerá del contexto en el que se desenvuelve. A lo cual es pertinente ver al individuo como resultado del poder, ya sea por ejercerlo o por ser influenciado por él.


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Es así como se puede visualizar en el personaje de Charly como el poder es empleado de manera corrompida, pues este hace uso de su posición en el escuadrón antidrogas para ayudar al tráfico de narcóticos, y conforma toda una red de narcotráfico, con una jerarquía, donde él resulta siendo el que posee mayor influencia e importancia. Esto debido a su posición de supervisor, encargado de verificar que es lo que entra al país, pero, termina por realizar lo contrario, auspiciando la entrada de lo que no debería entrar (drogas), e inclusive de manejar su distribución por medio de sus aliados o cómplices. Como se describe en Centeno (1991):

Trabaja en la policía antidrogas que va más allá de las fronteras y es miembro clave de la política dura con la mano derecha y la política suave con la mano izquierda, que propicia y favorece el trafico implicado en la siembra, en el combate, en el negocio del siglo a personeros de las administraciones políticas de países latinoamericanos, para luego denunciarlos como incompetentes, para chantajear, presionar y luego ofrecer ayuda. (p. 60)
En este orden de ideas, él termina por realizar una tarea a la cual no fue asignado, e irónicamente se encuentra al margen de la ley, debería enfocarse a combatir dicha problemática, pero no lo hace. Ahora bien, si socavamos en su historia podemos notar que él es nativo de México y llega a Estados Unidos como un inmigrante más en busca del sueño americano, y durante esa travesía pierde a su hermana quedándose solo. Desde ese punto la vida infantil de Charly se muestra dura y desolada, llegando a una tierra desconocida, es quizá allí en ese contexto donde se perturba y termina por enrumbar su vida hacia un camino delictivo, a pesar de terminar formando parte de la policía antidrogas, a pesar de haber sido afortunado y tener una familia que lo adopto, su psiquis fue afectada en sus vivencias infantiles, lo más probable en sus primeros años en México y posteriormente con el proceso de transición de una nación a otra. La soledad y perdida de su hermana, terminan por marcar una huella en su carácter y personalidad, además de volverse ciudadano norteamericano, lo cual lo dota de un sentido de superioridad con respectos a los habitantes del sur de América, haciéndolo sentir distinto de aquellos con los cuales comparte una historia.

Más aún Jorge J. E. Gracia e Iván Jarsic (1983) señalan:

En cuanto al hispanoamericano, se ha conformado con sentirse inferior no sólo al europeo, sino también al norteamericano. No sólo no trata de ocultar su sentimiento de inferioridad, sino que lo exhibe autodenigrándose. Lo único que ha tratado hasta hoy ha sido vivir lo más cómodamente a la sombra de ideas que no le son propias. (p. 196)
De ahí que, Charly se considera más que los latinoamericanos, debido a su nueva nacionalidad y a la autoridad que posee en la policía antidrogas, siendo así un tentáculo más del poder, donde su enfoque y autoridad se orienta al narcotráfico, pero él por sí solo no podría lograr nada depende de otros para que su labor cobre fuerza y sentido, ubicándolo en uno de los escaños de esta actividad ilícita.


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Así pues, se constata que el poder por si solo es muy poco lo que puede hacer, aquel que ejerce el poder depende de otros para lograr que cobre un significado macro y de esa manera desplegar toda su influencia sobre comunidades enteras, como se ha venido comprobando, con lo cual se comprende como un poder se vuelve inherente de otro, haciendo que cobre fuerza y sea entendido exactamente como lo que es. Concerniente a esto Schermerhorn (1963) asevera que:

El poder es acumulativo; un tipo de poder tiende a adherirse a otros tipos y eventualmente a formar una estructura de poder combinada. En otras palabras, poseer una superioridad en cuanto al poder hace posible (y probable) la adquisición de otros tipos de superioridad de poder. (p. 44)
En ese sentido, se perfila al poder como aquel que se va adhiriendo a otros poderes, combinando así sus atribuciones y logrando obtener una mayor influencia y campo de acción. Tal como ocurre en el barrio de Catia, donde no permanece como un ente aislado, sino que los jibaros como Biuti o Sucaritas, forman parte también de ese poder que posee Charly, pues ellos son una extensión de este debido a los lazos de negocios que poseen, conformando así aquella red de poder y narcotráfico, que deslinda sus objetivos sobre aquel barrio caraqueño, afectando directamente a sus habitantes, quienes no se muestran complacientes ante aquel acto de corrupción que incluso termina por ir afectante inconscientemente a quienes pretenden luchar contra ello, pues estos también son víctimas de la adicción por las drogas.


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A lo que Schermerhorn (1963), presente cuatro alternativas:

Se nos presentan cuatro posibilidades lógicas: (1) el comportamiento de un individuo puede dominar el comportamiento de otro; (2) el comportamiento de un individuo puede dominar el de un grupo; (3) el comportamiento de un grupo puede dominar el de un individuo; (4) el comportamiento de un grupo puede dominar el de otro grupo. (p. 33)
Por lo tanto, en estas cuatro alternativas podemos ver como el poder posee diversos aspectos o formar de proceder, donde su influencia puede ser singular o plural, no necesariamente se encasilla en una sola forma de ser empleado, sino que se vale de diversas vertientes para su desarrollo. Ahora bien, el poder también tiene diversas caras y formas de acción, en lo cual se puede incluir a la intimidación como una de estas. Como se muestra a continuación en, Centeno (1990):

Vamos por la calle, subimos y bajamos escaleras gritando NO A LAS DROGAS. A excepción de quien maneja el megáfono y cuatro imbéciles entre los que me incluyo, (…) Hay un grupo en la esquina, uno nos muestra un bazuco preparado, otro hace el amago de sacar una navaja y pasársela por el pescuezo. Señala a Daniel, a Papito, a José. Yo intento esquivar aquellos dedos tremendos, me aparto, me encojo, me acerco a la esquina, me ven con ojos luminosos, (…) Es estar contra ellos, el barrio contra el barrio. (p. 15)
En efecto, es evidente como la influencia de quienes poseen mayor poder afectar psíquicamente a los otros, esto radica como la materialización del poder en un grupo social, no obstante en el otro existe una intención de cambio, queriendo así mejorar la situación que presenta el barrio, con respecto a las drogas, pero, no se deja de ver a los causantes de ese mal como el grupo dominante, a quien se le debe rendir cuentas.

Apreciado lector, le invito a disfrutar de esta obra literaria, Calletania, del escritor Israel Centeno, y a sopesar muchas de las posturas que allí se plantean.

Referencias:

Centeno, I. (1991) Calletania. Monte ávila Editores. Caracas. Venezuela.

Schermerhorn Richard. A. (1963) El poder y la sociedad. Editorial Paidós. Buenos Aires.

Jorge J. E. Gracia e Iván Jarsic (1983) Filosofía e identidad cultural en América Latina. Monte Ávila Editores. Caracas. Venezuela.

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