Lo que pueden enseñarte los árboles y mi introducción.

A decir verdad escribir sobre árboles es mucho mas fácil para mi que introducirme al público.
Siempre he funcionado de esta forma; dejando que las preguntas sobre mi misma se evaporen.
No se trata de temer a mi interior, es más bien el cambio constante en el que me encuentro,
de todas mis introducciones
esta es la única ( por lo pronto )
en la que menciono explicitamente a los arboles y la constancia de mi amor por ellos.

Tenía seis años cuando me enamoré de uno. Y esto no es ni siquiera una metáfora, eh.
Más tarde llegaron las palabras y conjugaciones y los antiguos cuadernos llenos de poesía de mi abuelo.

Y mucho más tarde llegó la mía,
nunca llené cuadernos como lo hizo mi abuelo,
los lápices siempre me han parecido pesados
como los salones de clases cuando estás en ellos por más de una hora.

Creo que todo lo anterior está enteramente conectado, como me enseñaron mis árboles.

Y desde los seis decido observar lo que se encuentra conectado, y las formas de desenredarlo todo.

Cuando se me escapa la constancia lo único que se queda es siempre la poesía.

Se ha quedado por tanto
y yo la acuno todo el tiempo que me siento merecedora de ella,
y cuando no, aún más.

Con este texto confuso me introduzco a mi misma,
tratando de exponer los puntos que me llenan,

la poesía me toma
y en su honor
aprendo palabras para hacerle justicia
y así es como me lleno.