Se cosecha lo que se siembra

“Dar para recibir”, más allá de eso, sembrar lo que se quiere cosechar, si quiero recibir amor, debo entregar amor, si quiero recibir sonrisas, debo regalar alegrías, si quiero recibir abundancia, debo vivir con pensamiento abundante, si quiero recibir benevolencia, debo ser solidario, si quiero recibir bendiciones debo amar a toda la creación como quiero que Dios me ame, lejos del egoísmo y de pensar solo en los beneficios individuales.
Realmente no podemos pretender vivir una vida abundante si pienso que no hay suficiente para todos, no podemos dar y recibir amor, si vivimos desde el miedo, miedo a que me dejen, a estar solo (a), con desconfianza y más aún desde la idea de un Dios que me juzga y me castiga, ese miedo a tantas cosas que nos saca de la libertad de vivir plenamente.
Recuerdo que mi mamá decía: “obra bien para que te vaya bien”, realmente en ese momento no veía la profundidad dentro de la simplicidad de esa frase, pero entiendo ahora que en cada una de mis acciones, pensamiento y sentimientos radica una semilla que dará sus frutos el día de mañana.
Por ello es importante sumergirse en lo profundo de esa expresión y escudriñarla, es maravilloso obrar bien, si, pero no desde el esperar algo a cambio, sino dando y dando desde el amor incondicional, no funciona así como: “te doy porque se que voy a recibir”, no, debe hacerse de corazón, pero esa acción debe ir de la mano de un sentimiento puro y genuino, donde la intención verdadera sea dar, repito, sin esperar nada a cambio y para combinar esta trilogía, acción, intención, solo falta el pensamiento, los seres humanos somos un campo electromagnético que emite una onda a través de lo que pensamos, la cual esta compuesta de vibración, frecuencia, ritmo y color, según como sea nuestro pensamiento, esta onda será diáfana y cristalina u oscura y desagradable; eso se siente, se percibe, lo llamamos, buena vibra, buena onda, me cae mal, me cae bien, le damos un sin fin de denominaciones a eso que percibimos, por ello nuestro pensamiento debe ser positivo, alegre, consciente y cordial.
Entonces, la siembra perfecta es hacer el servicio desde un sentimiento amoroso a través de un pensamiento elevado, luego eso se verá reflejado en nuestra vida, de alguna u otra forma, pero el bienestar de dar es tan grande, que no estamos pendiente de que recibimos a cambio, aunque finalmente siempre recibiremos porque, así como actúas, sientes y piensas, se refleja en el exterior, eso es ley.
Así funciona el universo, perfecto, es una ecuación simple, si te doy desde la premisa ideal, recibiré multiplicado en bendiciones y así como se recibe sigo dando, por eso mundo, seamos el mundo que queremos recibir.