¿Qué significa vivir una vida espiritual?

Vivir una vida espiritual no quiere decir que dejo de lado mi parte humana, todo lo contrario, debo apuntar hacía el equilibrio entre ambas.

Foto tomada por mi y publicada en mi Faceboock.

Lamentablemente el sistema nos ha vendido tantas mentiras, entre esas, que para ser espiritual se requiere pertenecer a una religión o simplemente formar parte de cualquier organización que nos controla prometiéndonos el reino de los cielos, el nirvana, la tierra prometida, entre otras; y los demás serían los responsables de nuestra salvación, ¿Quiénes son los demás? Dios, un santo, un sanador, un monje, entre otros, pero no nos enseñan a ser causadores de los efectos que queremos en nuestra vida.

Foto tomada por mi y publicada en mi Faceboock.

Desde mi experiencia, vivir una vida espiritual es hacerme acreedor de las causas y responsable de esos efectos, entendiendo que todo regresa a su origen, además de hacerme consciente de lo que pienso y siento, evaluando constantemente mis emociones y transmutando todo lo que perciba en mi como negativo enfermo en positivo sano, analizando cada una de las circunstancias que experimento, heredando de ello el aprendizaje que aporte en mi la mejora constante de lo que soy, renovando mis energías, transmutando y transformándome constantemente en pro de la elevación de mi Ser.

Cada camino es diferente y realmente lo que es apropiado para uno quizás no lo sea para otro, lo importante es que todos los caminos llevan a casa, siempre y cuando la intención sea pura y elevada, en términos generales, vivir una vida espiritual, repito, es vivir desde el equilibrio, atender mi cuerpo en todas sus aristas, alimentándolo de forma sana y lo más natural posible, evitando todo lo denso en la medida de las posibilidades, tener contacto con la naturaleza y apreciarla, meditar, éste es un vehículo que te ayuda a calmar la turbulenta mente, leer lecturas elevadas que contribuyan a el crecimiento personal , vivir el momento presente, realmente estar, oler, sentir, saborear cada instante y que no se nos pase por alto.

Foto tomada por mi y publicada en mi Faceboock.

Vivir esta experiencia humana de una forma espiritual, es amar incondicionalmente, servir sin esperar nada a cambio, hacer el bien, vivir desde la ética, el agradecimiento constante y la verdad.

Así como mi cuerpo requiere alimento, mi alma y mi mente también, si no morirían de densidad, de tal modo que tengo que incorporar a mi vida aquello que me acerque directamente a mi interior, aquello que me eleve y me haga experimentar la divinidad que hay en mí, eso que sea perfecto y especial para mí persona, lo identificaré en el centro de mi corazón, ese es el guía indicado, auspiciado por la intuición me llevará por el sendero correcto.

Somos seres espirituales viviendo una experiencia humana, así que la vida es para disfrutarla con equilibrio, los excesos no son buenos, hay quienes nacen con la misión especifica de hacer servicio espiritual y se dedican a hacer el trabajo que les corresponde, pero en cambio el otro extremo, es aquel que vive una vida dormida solo existe para satisfacer sus sentidos externos, la materia en sí, sumergido en los placeres, que no son malos, pero hablo del extremado, donde entre tanto ruido no escucha la voz del alma pidiendo elevación y la vida se le va, como si nunca hubiese venido, sometiéndose a la rueda de samsara una y otra vez, hasta que por fin después de tanto sufrimiento un día decide despertar y reconocerse.

Foto tomada por mi en el Parque Centenario de Buenos Aires.

Mi propósito en estas líneas es sacar de nuestras mentes la idea vendida de que para vivir una vida espiritual debo dejar de lado mi parte humana, pero realmente no es así, debo dedicar tiempo y espacio a cada parte de mí y amarme reconociéndome como la Luz que ocupa este maravilloso y perfecto cuerpo que le da posibilidad a la existencia en esta tercera dimensión, libre de juicio y con plena aceptación del camino de cada cual.

Mi mayor deseo para ti es que despiertes y seas observador de esta experiencia que viniste a vivir, que te mires a los ojos y te reconozcas, que te conectes a tu corazón y te sientas, que cierres los ojos y te veas como la verdad que eres, profunda, maravillosa, libre, infinita e indivisible, eres la manifestación de Dios y eres capaz de Ser esa verdad.

Foto tomada por mi en el Parque Centenario de Buenos Aires.