Hola mi gente bella de Steem Venezuela. Espero que esta semana estemos con el mayor ánimo posible y que estemos activos en nuestra comunidad.

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Los dos hermanos

Gustavo y Luis eran dos hermanos que eran muy unidos, aunque el menor en muchas ocasiones metía en apuro al mayor, pero a pesar de sus tremenduras se querían mucho.

Por fatalidad del destino, sus padres fallecieron y ambos niños, uno con la edad de 7 años y el otro con 10, fueron a parar a un albergue de menores y con el paso del tiempo fueron adoptados por familias distintas.

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Aquella situación fue muy drástica para los niños, quienes a pesar de contar con una nueva familia adinerada no terminaban de adaptarse a ella, pues añoraban estar juntos nuevamente.

Los años pasaron y con el tiempo se tuvieron que amoldar a aquella familia y ahora a punto de terminar su carrera Gustavo viajó a la capital para presentar su proyecto de grado ante la institución universitaria.

Cuando llegó al decanato de la universidad, varias personas lo saludaron de tal manera que parecía que lo conocía de antes, él sin embargo aunque se extrañó de aquello y sin hacer caso les siguió la corriente.

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Una vez en la oficina principal de la universidad se identificó mostrando su carnet y cédula y la secretaria que lo atendió le dijo: “Si no fuera porque me está mostrando esta documentación, creería que me está engañando, porque usted guarda un perfecto parecido al hijo del rector de esta universidad”.

Cuando escuchó esto su corazón empezó a palpitar aceleradamente y pensó para sus adentros: “Será que se refiere a mi hermano que desde hace más de 10 años no sé de él?”.

Como estaba intrigado, le preguntó a la secretaria: “¿Y ese joven que se parece a mí es hijo consanguíneo del Señor rector o es adoptado?

La secretaría le contestó: “No sabría responderle a esa pregunta, pero por qué lo dice?

Entonces Gustavo le contó su historia diciéndole que desde hace muchos años ha intentado buscar a su hermano pero nunca ha tenido suerte porque sus padres adoptivos se lo impedían.

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La secretaría entonces le dijo: “Pues creo que le puedo ayudar con esa duda. El hijo del Señor Rector, trabaja de asistente en un bufete cerca de esta facultad y su nombre es Luis Carreño”.

Al escuchar Gustavo el nombre, supo que debía tratarse de su hermano, por lo que le pidió la dirección exacta a la secretaria y después de consignar todos los documentos referente a su proyecto, se despidió de ella y se dispuso a ir al bufete donde trabajaba el hijo del Rector.

Al llegar al bufete el vigilante y portero se quedó casi paralizado al ver a Gustavo y este le preguntó que si era posible concertar una cita con el Señor Luis Carreño, él le dijo que no había problema y lo condujo a la oficina donde laboraba este.

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Una vez frente a la puerta el portero se adelantó entrando y luego llamó a Gustavo para que pasase a la oficina, y al entrar vio a un Señor de barba como de su edad pero este no era su hermano. Sin embargo con cara de sorpresa le dijo: “Tú debes ser Gustavo, el hermano de Luis, mi hermano adoptivo. Él siempre me habló de ti, y te ha extrañado mucho, se alegrará de verte”.

Entonces Gustavo, muy emocionado le dijo: “No lo puedo creer, después de tanto tiempo, finalmente lo veré, pero ¿dónde está él?”.

Dijo el Señor Carrera: “Ya viene en camino, no tardará porque fue a llevar unos papeles al lado pero pronto estará con nosotros”

Y en ese preciso momento se abrió la puerta y llegó Luis, y al ver a su hermano lo abrazó con lágrimas en los ojos diciendo: “Hermano, como te eché de menos, siempre le pedí a Dios que te volviera a ver y finalmente me concedió mis deseos”.

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A partir de aquel momento los dos hermanos continuaron en contacto y al culminar la carrera, Gustavo se mudó a la capital para trabajar con su hermano en aquella famosa firma de abogado.