¿Cervantes cambió mi vida? ¡Vaya que sí!

A finales del mes de enero, uno de mis compañeros de trabajo, @dicemario, me invitó a unirme a la red de Steemit que, posteriormente a su regreso de un retiro, me explicaría con detalles la función de la plataforma. “Primero regístrate y luego te explico bien”. Y así lo hizo.

Confieso que el mes de enero fue estresante para mí, a lo mejor es una pequeñez para otros pero ver que todo había llegado a unos precios difíciles de costear, me estaba abrumando.

En mi casa somos dos: mi mamá y yo. Mi papá se fue a otro plano hace ya casi tres años. En un país normal una persona o dos personas deben vivir bien con uno o dos ingresos mensuales, ese es el deber ser. Así vivíamos antes en Venezuela.

Sufro de hipotiroidismo, diagnosticada desde junio 2014. Me descuidé y el año pasado retomé mis controles médicos. Por ende, periódicamente me debo hacer los análisis de tiroides y hematología completa previos a cada consulta. Hasta el mes de agosto de 2017, mi aseguradora los cubría completos y cuando me tocó realizármelos en noviembre –para mi sorpresa-, ya no estaban cubriendo exámenes especiales, entre esos, tiroides.

En esa oportunidad, los pagué yo directamente y luego los tramitaría vía reeembolso con la compañía de seguros. Eran 169.000 Bs. Ni muy caro, tampoco barato. Mi doctor me dijo en la última consulta que debía someterme a una operación de tiroides y que nos veíamos en enero para los exámenes pre-operatorios.

Regresé en enero a la consulta, pero no pude hacerme los exámenes especiales. Todo había aumentado exageradamente. Los estudios pasaban de 1.500.000 Bs. –solo un estudio-. Cuando fui al primer control de este año, fui honesta con mi endocrino y le dije que no había podido costear los estudios de tiroides, sin embargo le había llevado mis análisis de hematología completa. Él comprendió la situación y la hiperinflación por la que estamos atravesando todos en Venezuela. Lo que sí me pidió fue que tratara de hacérmelos para el próximo control dentro de tres meses. “Bien. Trataré”, le dije.

Foto: Fuente

Para esos días lo que más me mortificaba era el hecho de llevar el sustento a mi casa. Mi mamá cobra pensión, sueldo de jubilada, pensión de sobreviviente (por mi papá); por mi parte tengo mi sueldo y un empleo freelance en redes sociales que tengo desde hace 4 años. Las cinco entradas se vuelven sal y agua en pocas cosas. No le veía el “queso a la tostada” como decimos en Venezuela.

A mediados de enero ya se estaba acabando la comida en casa y el cobro de mi segunda quincena se acercaba. Ante los precios de la carne, pollo, entre otras cosas, esa quincena era nada. No alcanzaba para nada. Aparte de eso, mi mamá tiene una dolencia en sus rodillas y le mandaron a tomar meloxicam de por vida. Ya se le habían acabado y tenía días que no la tomaba porque no teníamos dinero para comprarlas.

Foto: [Fuente](https: //http://www.el-aji.com/economia/2-meses-bcv-aumento-65-la-cantidad-dinero-circulante/)

Llegó el día de cobro. En una farmacia, las pastillas costaban 198.000 Bs., mientras que en otra las conseguí en 4.500 Bs. (así de abismales los precios). En donde las compré económicas, vi en las cajas de pago, los desodorantes en barra. ¿Precio? 260.000 Bs. Yo ese día había cobrado 242.000 Bs. Aunque no fui a la farmacia a comprar desodorante sino las pastillas, ese fue el detonante para llorar y llorar cuando llegué a mi casa.

Me dio un fuerte bajón emocional. Pensaba: ¿Cómo alguien puede costearse algo así? Un simple desodorante de barra antes se adquiría en la cantidad que fuese y eran accesibles. Nada. Lo que pensaba era también qué podía medio comprar que me alcanzase con esa pírrica quincena.

Hablé con dos personas. Una me hizo un préstamo y la otra me dio un monto como regalo. Sí, me dio un monto como regalo. Agradecí a Dios porque estaba viendo algo de luz en la oscuridad.

También estaba buscando trabajo para los fines de semana y ver si así paleaba un poco la cosa. Una de mis compañeras de trabajo, @erikabriceno, también me habló de la plataforma, me suscribí, me llegó la clave... ¿Y ahora?

Gracias a la recomendación de otros amigos, @braulio, @hescandell y @hectorcortez7, me dijeron cómo funcionaba esto. Me hablaron de Cervantes y su proyecto. Me lo recalcaron mucho y empecé a escribir. “Vamos a ver qué pasa”, me dije. Estuve bastante incrédula, hasta que el día 10 de febrero –a tan solo 8 días de haberme unido a Steemit- publiqué un post que fue premiado con un voto de @cervantes.

Le comenté a mi mamá y tampoco lo podía creer. A los dos días de haber hecho esa publicación, nuevamente fui bendecida con otro voto de @cervantes. ¿Qué es esto? ¡Gracias mi Dios! ese día tenía ganas de llorar, pero de felicidad. Estaba complacida de que esas dos publicaciones hayan sido tomadas en cuenta porque ambas son parte de mis vivencias como seguidora de la fuente de espectáculos.

Llegó el día de la primera liquidación de unos de esos posts. Ese domingo, mi mamá y yo bajamos a comprar de todo un poco y por supuesto, saldar deudas. Alcanzó para todo. E inclusive hasta para un chocolate de taza que ese día mi mamá y yo nos dimos el gustazo que hacía tiempo no nos dábamos.

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A los dos días me tocó liquidar el segundo post favorecido por @cervantes. La felicidad también fue plena porque estoy convencida de que cuando se recibe una ayuda, pues hay que ayudar a otros.

Y así fue.

Además, me complace inmensamente poder compartir en este blog mis vivencias y mis gustos sin restricciones de caracteres y sin presiones. ¡Esto es un bálsamo para el alma!

¡Gracias, @Cervantes!