De cuando bitcoin le dio la libertad a la humanidad... y la humanidad se la devolvió.
Año: 2027.
Planeta: Tierra, y aunque siempre fue más océano que tierra firme, ahora podría cambiársele el nombre a "Agua", ya que la mitad de lo que antes era suelo ahora está inundado.
Las playas del mundo han desaparecido. Ya no hay bañistas tomando sol en la arena: no existe más la arena en las costas, solo quedan las fotos. Ahora la gente toma sol recostada a la parte de los edificios que no quedó sumergida bajo el agua. O en sus propias terrazas.
En distintas partes del globo el agua salada se abrió paso varias cuadras adentro, se metió en las casas de la costa, inundó las estancias de los altos condominios hasta el tercer o cuarto piso, se adueñó de las ramblas y tapó árboles que ahora parecen algas balanceando sus ramas al compás de las ondas submarinas.
Hace 10 años nos quejábamos de que cada vez había más autos, de que el tránsito estaba lento y de las emisiones de gases de los vehículos que funcionaban con combustible fósil.
¡Me acuerdo de los primeros Tesla!, cuando salieron hubo gente que se apuró a comprarlos para ayudar al planeta, o por el status, yo qué sé...
Había lista de espera a 3 años, me acuerdo, y los chinos se apresuraron a sacar modelos más baratos para inundar el mercado, de otra calidad, claro...
Ahora, en las avenidas costeras donde antes había un montón de autos, hay botes y jetskis. Y no muchos, porque son caros.
Sólo los pueden comprar los que tienen dinero y los que aún tienen empleo. Y los que tienen bitcoins.
Mucha gente fabrica botes con lo que encuentra, algunos son muy creativos, ésa es la salvacion de la humanidad: la imaginación, usan cualquier cosa: maderas, latas, botellas... Aunque no queda mucho plástico, porque las bacterias y gusanos come-plástico se lo comen casi todo.
Los millonarios de siempre no se hacen problema, viajan en sus yates de lujo en las zonas inundadas y tierra adentro usan sus Tesla. Elon Musk está promocionando ahora el automóvil anfibio con el plus de que... ¡vuela! Son los únicos vehículos que se permiten, hace ya tiempo, después de que el nivel del agua empezó a subir y se prohibieron los motores a combustible fósil.
Bueno, al principio se permitían, pero los impuestos eran tan altos, y cada vez más gente se quedó sin trabajo por los robots, así que ya no pudieron pagarlos.
Y nadie los quería. Muchos les ponían un motor eléctrico, pero como tanta gente se mudó tierra adentro debido al avance del mar se creó una congestión enorme en las carreteras y los pueblos, otrora casi vacíos, porque antes la gente tendía a vivir en las costas, así que los gobiernos acabaron regulando el asunto y ya solo se permite un vehículo por familia.
Con el turismo tuvieron que ponerse creativos: antes se ofrecía playa, ahora se ofrecen excursiones en yate para los ricos y en bote para los menos pudientes, proliferan los cruceros, los hoteles flotantes y los deportes y parques acuáticos. ¡Hasta se inventó un mundial de waterball!
Los gobiernos han hecho hasta lo imposible para que la gente se olvide del desastre de la inundación... y siga consumiendo.
No fue de golpe.
Me acuerdo del día en que se desprendió el bloque inmenso de la Antártida. Llevaban meses advirtiendo, que si se desprendía iba a subir el nivel del mar 4 o 5 metros, se quedaron cortos.
Fue gradual, pero rápido, un día me levanté y media playa ya no estaba, a los pocos días el agua llegó a la rambla y cuando empezó a pasar por encima ahí sí que nos asustamos todos, la gente entró en pánico, se habló de tsunami, había bocinazos, corrían para todos lados, gritaban, muchos lloraban abrazados en la calle, todo el mundo estaba aterrado.
Lo peor fueron las noticias, día y noche bombardeando con imágenes en las pantallas gigantes de la calle y notas a los científicos que en otras palabras, repetían: "Les avisamos".
La gente empezó a huir en masa al interior. Se llevaban todo, pero uno de cada familia se quedaba haciendo guardia para que nadie ocupara la casa. Y ahí andaba, en las plantas superiores si había o en las azoteas durmiendo en una tienda de campaña, esperando el milagro de que fuera una falsa alarma, de que el agua volviera a su cauce. Pero no volvió.
Las ciudades costeras se vaciaron.
Yo hice al revés: me mudé para la costa.
Toda mi vida quise vivir en la costa, con vista al mar. Hace 10 años empecé una huerta orgánica y se me ocurrió que sería lindo tener un vivero cerca de la costa, y cumplir dos sueños a la vez. Pero no tenía cómo.
Hace 10 años mi esposo se quería jubilar y yo compraba bitcoins.
Cuando los terrenos de la costa se inundaron, los dueños prácticamente los regalaban. Ésa era la oportunidad que mi esposo y yo estábamos esperando. Para eso estuvimos años guardando dinero, para eso aprendí a invertir. Y cuando el valor del bitcoin subió a $ 50000, supimos que ése era nuestro momento.
Hicimos una oferta por un terreno en la costa del tamaño de una chacra, enorme (la mitad estaba inundado, incluyendo la casa, preciosa, una lástima), y lo estaban ofreciendo por la cuarta parte de su valor antes de la crisis. ¡Nunca, nunca lo hubiéramos podido comprar antes y claro que nunca lo hubiéramos comprado si no hubiéramos guardado bitcoin!
La gente pensaba que estábamos locos, pero gracias a bitcoin y a otras inversiones nosotros teníamos bastante dinero como para construirnos una casa flotante y la novedad de un vivero flotante. Tuve que escuchar tantos consejos de gente que me decía que lo que estaba haciendo era un disparate... gente que no había guardado nada, y que se había dejado correr por el agua.
Pero yo soy hija del mar, con mi esposo aprendimos a vivir así, en un waterworld (somos muy excéntricos, ja), nos compramos un bote y nos damos el lujo de nadar en una piscina de agua salada a diario.
La parte que permanece seca por ahora (quién conoce el futuro) la convertimos en un bello lugar lleno de árboles frutales, y construimos una casa asentada en palafitos, a 5 metros de tierra firme, por si algún día se inunda más.
Mientras tanto, recorremos el terreno a caballo en familia y nos sentamos a ver el atardecer.
Lamentablemente también veo a mucha gente pasar mal por no haber escuchado, por no haber guardado ni invertido.
Yo creí, ingenuamente, que todo el mundo se daría cuenta de la ventaja del bitcoin, de una divisa que controlan los usuarios, de la independencia de los bancos y los gobiernos y que por fin se arreglarían los problemas económicos de la gente común y dejaríamos de ser esclavos de la deuda.
Creí que solo bastaba tener un celular e internet. Y como cada vez más gente tiene acceso en el mundo, para mí ésa era LA solución.
Yo creía que era cuestión de tiempo para que se acabara el sistema fiduciario, el fin del dinero físico, ¡el fin de la esclavitud!
No contaba con "Los sospechosos de siempre": los que se quejan del sistema, pero cuando perciben que la libertad implica riesgo, trabajo y responsabilidad, echan para atrás y prefieren, sí señor y aunque usted no lo crea, prefieren ser esclavos.
Tampoco conté con la mala fe de los grandes capitalistas que manipulan el mercado. Lo mismo que hacen con el dinero físico. Lo mismo que llevó a la ruina del sistema fiduciario, no aprendieron nada...
Así que el sistema basado en la deuda sigue existiendo, es más, goza de buena salud a pesar de que varias veces ha estado agonizando, se predice su muerte y sigue vivito y coleando.
Y la humanidad se perdió la oportunidad de ser libre, la despreció, con total indiferencia, unos por ignorancia_ ni saben que son esclavos_, otros por desidia.
No sé, francamente si el bitcoin reemplazará el dinero físico, a estas alturas creo que no porque hay gente muy poderosa interesada en que eso no ocurra.
Pero más que nada porque hay gente común muy cómoda que no está dispuesta a disciplinarse para que esto ocurra.
Así que veo el futuro con incertidumbre: no sé si el agua avanzará más, no sé qué pasará con bitcoin, no sé cuándo será la siguiente crisis... sólo sé que así como sí subió el océano, sí los robots reemplazaron a miles de trabajadores y sí vino la predicha gran crisis, seguro vendrá otra.
Lo único que se puede hacer es prepararse para más cambios.
Imágenes cortesía de Pixabay.
"prefieren, sí señor y aunque usted no lo crea, prefieren ser esclavos"
Acertadísima y tristísima constatación.
Así que tu distopia cercana mantiene el dinero falso. Interesante y original.
Seguiremos leyendo.
Gracias, compatriota, me encantan tus relatos, saludos.
Hola! muy interesante tu visión de un posible futuro. Solo cabe acotar que el calentamiento global, el deshielo y luego otra era del hielo son cambios geologicos naturales que nada tienen que ver con nuestra quema de combustible fosil.
Por otro lado, el rumbo de la economia es bastante indeterminado. y yo agradezco que muestres esta linda metafora del mercado el dinero y el futuro
En un multiverso posible, esta metafora es tambien posible, ¿quien sabe? Saludos.