Micro cuento - Esperando el tren

in #spanish7 years ago (edited)

—El Metro de Caracas da la hora: son las 4:34 de la tarde —anuncia los parlantes.

Capicua, pienso. Llevo 3 minutos esperando el tren. No es tanto. No hay mucha gente. Estoy parado solo en el anden. De fondo suena Ali Primera, pero es interrumpido constantemente por los anuncios de los parlantes. Ahora van 5 minutos de espera, no se ve un tren a la distancia.

3 personas llegan y se ponen atrás mio, ahora soy el primero en la fila —no es tan bueno como parece— . Justo a mis espaldas estaba un señor con apariencia de abogado, o quizás de contador. Tiene un maletín en la mano, esta vestido de traje aunque de mala calidad, es moreno tiene poco pelo y lo poco que tiene está lleno de canas, peinados hacia atrás. Detrás de él una señora y su hijo. La señora es obesa, blanca y de baja estatura, no debe tener mas de 40 años. Está vestida con uniforme, de esos que no distingo si son de enfermera o de peluquera canina.

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El niño es el problema, tiene chemise roja, debe estar en preescolar. No para de llorar, parece una sirena de patrulla de policía, es insoportable. El ambiente empieza a tornarse feo. Van 7 minutos de espera. Se ve una luz al fondo, es el Metro. Por fin viene. Se detiene y la gente desembarca, luego una mala noticia.

—El tren que esta posicionado en el andén, no seguirá prestando servicios —anuncian los parlantes.

Ya empezó la desgracia. Son 9 minutos de espera. Me volteo, la fila es mínima de 10 o 12 personas. El niño sigue llorando, la mamá enfermera o peluquera, no le presta atención, esta pendiente del teléfono. El señor abogado o contador empieza a toser, si sigue así se le van a desprender los pulmones. Ali Primera sigue escuchándose al fondo, o bueno se medio escucha.

En la otra dirección ya han pasado 3 trenes, por acá solo 1. Van 11 minutos la fila es interminable, un joven de liceo, parece no entender nada de la vida y aun viendo la fila se pone a mi lado izquierdo ¿Será qué piensa montarse antes que yo? Imagino que no, pero se que si. El niño sigue llorando, la mamá parece prestarle atención y le da un caramelo. Se calla. El que ahora no para es el señor, siento algo húmedo en el cuello, espero que no sea la tos, pero se que si es.

—El Metro de Caracas da la hora: son las 4:48 de la tarde —

¿Podrá ser posible? Si me voy caminando llego antes. Ahora detrás del muchacho que esta al lado mio se hace otra fila, que tiene otros niños llorando y otros señores tosiendo. Esto es caótico. Sudo como en un sauna.

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Por fin, viene otro tren. La gente está desesperada y se empiezan a arrimar hacia adelante. El tren se detiene la puerta esta frente a mi. No entiendo para que ponen estas rayas en el suelo, si no indican donde estará la puerta. El tren viene lleno, pero se pondrá peor. Se abren las puertas, se empieza a bajar la gente y empieza el partido de fútbol americano.

Todo se pone borroso, pero ya estoy dentro del tren. Busco donde sentarme, ya no hay asientos, el ultimo lo ocupó el muchacho de la fila paralela. !Que felicidad¡

Sort:  

Perfecta estampa urbana con la caoticidad propia de una metrópolis. Se te ha pasado la tilde en ocupó al final del relato. Te sigo e invito a seguirme.

Gracias, amigo, un saludo. Nos seguimos leyendo

@lallamitablue ¡Falto el chamo con la música a todo volumen!.. Y el que pide la colaboración 😅😅😁 Los mariachis, el borrachito, el del violín "y violonchelos" jajajaja. @lsr7 //Upvote

JAJAJA. Espera próximas entregas, con cuentos dentro del tren. Saludos

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