El galope de un caballo resuena cerca de mí, volteo y me encuentro con el vaquero que evadí, la noche fue eterna ese viernes de abril, él susurraba palabras que me hacía sentir mujer. Ahí vuelve con su cara bien lavada, la sonrisa ladeada, sabe que me gustó lo de esa vez, pero él no puede volver cuando quiere, no otra vez.

Se baja de su caballo llamado timón, según lo que escuché la otra vez, se lo regaló una ex. Ex esposa para ser más clara, la mujer de las mil canallas, se paseaba por el pueblo siendo muy barata, le había engañado al vaquero de sombrero viejo.

Se acerca, me rodea y me jala hasta tener mi espalda en su pecho, me susurra "Hola bella" como la primera vez ese viernes de fiesta pagana. Su susurro me debilita hasta llegarme al alma, me quiero alejar pero mi cuerpo está en calma. Le digo "¿Qué quieres?", y él me dice "nada", me voltea y ahora estamos cara a cara, lo observo y él me sonríe como si me extrañara. Él juega conmigo, una vez más, y yo soy la tonta que se deja ganar.

Este juego puede ser de dos, y le toco la barbilla hasta darle un beso en su barba. Su mandíbula se contrae y deseo se ve en sus ojos, intenta agarrarme, me alejo y sigo el camino a mi casa, después que le digo "adiós bello", como en la fiesta pagana.

Y así supongo que seguiremos hasta que el juego termine o se ponga mejor, recuerdo estos reencuentros y me siento una chicuela enamorada, pero nada de eso, me repito cada vez. Él es solo un tipo que necesita agallas, dejar de ser el vaquero inmaduro que su mujer lo engaña, ser el hombre que debe ser y hacerme sentir especial una y otra vez.

Fuente.

---

Gracias por leer el post, si te gustó upvote, comenta y sería genial si le das resteem.
Ten buen día/noche.

---