[ENG-SPN] Cibeles: a symbol of Madrid / Cibeles: todo un símbolo de Madrid
By itself, it grabs all the attention. She dominates the space and her beauty, together with her immeasurable greatness, falls down on the babelic monuments of a city that grew always bearing in mind her pitying gaze. Tourists continually come to her, who do not miss the opportunity to take a selfie and take with them an indisputable memory. His marble retina, fixed on the most unfathomable of the infinities of the unknowable, seems never to take his eyes off that Puerta del Sol and beyond it, from that neighborhood of La Latina, whose most famous house, San Isidro, converted into a museum, it preserves part of the original statuary, from those servants who one day also kept his Chariot: the bear and the dragon.
But if any dreamer stops for a moment to observe it carefully, he will see that many of those old symbols still prevail in it, of those triumphs and failures, exalted by Petrarch, in whose theme, some assert that part of the genesis is developed that exalted the fascinating world of the Tarot: she is the Priestess, and on her throne, the Chariot is also contained, which does not need reins, because its wheels - who knows, if also of Fortune - go at its whim, as at its whim they advance , like lambs, the two fierce lions that let themselves be carried away by their Force, which also contains the hidden symbology of Temperance, in the figure of those cherubs, in whose jars the vital liquid circulates, which is the liquid of Life and also of Knowledge.
Por sí sola, acapara toda la atención. Ella domina el espacio y su belleza, unida a su inconmensurable grandeza, se abate sobre los babélicos monumentos de una ciudad que fue creciendo teniendo siempre presente su conmiserativa mirada. A ella acude continuamente el turista, quien no pierde oportunidad de hacerse un selfie y llevarse consigo un indiscutible recuerdo. Su marmórea retina, fija en lo más insondable de los infinitos de lo incognoscible, parece no apartar nunca la mirada de esa Puerta del Sol y más allá de ésta, de aquel barrio de La Latina, cuya casa más célebre, la de San Isidro, reconvertida en museo, conserva parte de la estatuaria original, de esos servidores que un día guardaron también su Carro: la osa y el dragón.
Pero si algún soñador se detiene un momento a observarla con atención, verá que en ella todavía imperan muchos de esos viejos símbolos, de esos triunfos y fracasos, encumbrados por Petrarca, en cuya temática, aseveran algunos que se desarrolla parte del génesis que encumbró al fascinante mundo del Tarot: ella es la Sacerdotisa, y en su trono, está contenido también el Carro, el cual no necesita riendas, pues sus ruedas -quién sabe, si también de la Fortuna- van a su capricho, como a su capricho avanzan, cual corderos, los dos fieros leones que se dejan llevar por su Fuerza, que contiene, además, la simbología oculta de la Templanza, en la figura de esos querubines, en cuyas jarras circula el líquido vital, que es el líquido de la Vida y también del Conocimiento.
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